María Fernanda Montero mostrará la calidez que tienen los Colores de la Música en Venezuela

El proyecto ya tiene 15 años

La violinista de la OSMC intervendrá en el evento que tendrá lugar en Bogotá, Colombia, para exponer la forma como se ha desarrollado en nuestro país su propuesta de iniciación en el arte sonoro de niñas y niños desde los 18 meses hasta los seis años de edad

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Entre el 2 y el 6 de julio la violinista María Fernanda Montero representará a nuestro país en la edición número 25 del Foro Latinoamericano de Educación Musical (Fladem 2019) que tendrá lugar en Bogotá, Colombia, donde la artista y docente mostrará el trabajo que desarrolla desde hace unos 15 años en Los Colores de la Música, una propuesta de carácter privado, concebida para iniciar en el ambiente musical, a través del juego, el amor y el disfrute, a niñas y niños desde los 18 meses hasta los seis años de edad.

Montero, maestra de la Escuela Nacional de Música Juan Manuel Olivares, ya estuvo en el Fladem realizado en 2017, en Buenos Aires, cuando ofreció un taller en el que, de manera resumida, compartió las experiencias, técnicas y metodologías aplicadas en el programa que creó junto a su colega, Carolina Bermúdez, quien actualmente replica a Los Colores de la Música en Perú.

LO POSITIVO VENEZOLANO

En esta ocasión la maestra, que también es concertino de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas (OSMC), fue invitada al Fladem 2019 para explicar cómo se puede sostener un programa con las características de Los Colores de la Música en un contexto marcado por las complejidades económicas que influyen de manera determinante en otras esferas de la realidad venezolana actual.

La maestra considera que esta invitación a Bogotá “es una oportunidad bien bonita” para mostrar los aspectos positivos que se mantienen en nuestro país, para exponer esa serie de valores ligados a nuestra idiosincrasia que nos permiten continuar con la luz encendida y los colores vivos en medio de la oscuridad y la sombra de las dificultades.

DAR… ES DAR

Por medio del juego niña y niños comienzan a desarrollar sensibilidad hacia la música

En el evento de Bogotá “pienso hablar de cuáles son los valores que están alrededor de la educación musical en Venezuela y particularmente en el ambiente que me desenvuelvo: la Escuela Nacional de Música (Juan Manuel Olivares), la OSMC y el proyecto que inicié con Carolina Bermúdez. Las primeras dos son instituciones del Estado, gratuitas, los Colores de la Música no lo es, pero sí es bastante accesible, y cada uno de esos espacios se ha sostenido en el tiempo principalmente debido a valores como la solidaridad, el apoyo, la constancia, el trabajo y el esfuerzo sostenido”, apuntó Montero.

En el caso particular de Los Colores de la Música, dice la violinista, se ha sostenido durante 15 años gracias “a una sinergia que no busca más que dar”. Para explicar esto se remonta al nacimiento del programa de iniciación musical que creó junto a Bermúdez con la intención primigenia de introducir en el arte de la música a las hijas de cada una.

Así, la propuesta hizo sus pininos como un plan vacacional en el que atendieron a hijas e hijos de amigas y amigos músicos “que confiaron en nosotras” nada menos que para cuidar a sus retoñitos y al mismo tiempo las apoyaron con este emprendimiento. Además, en ese momento la solidaridad se manifestó también con el ofrecimiento de los espacios de un preescolar, que por supuesto aprovecharon.

SOLIDARIDAD, CALIDAD Y CARIÑO

Finalmente, luego de varias etapas, Los Colores de la Música se instaló en un salón de la Asociación Cultural Humboldt, en Caracas, donde funciona desde hace unos cuatro años. “Es un lugar en el que siempre quisimos estar, una asociación sin fines de lucro que cobran un alquiler bastante asequible, abierto a los artistas y siempre dispuestos a apoyarnos en las diferentes propuestas que les hemos presentado”, agradeció Montero.

Inclusive, apenas manifestó la posibilidad de asistir al Fladem 2019 y antes de ponerse a buscar financiamiento institucional para poder participar en el evento, María Fernanda Montero recibió el apoyo suficiente de las personas que están dentro de esta sinergia “que no busca más que dar”.

UN PRIVILEGIO

A juicio de Montero, en Venezuela hay una estructura, alrededor de la educación en general, extendida de alguna manera que abarca la esfera musical, que nos pone en ventaja con respecto a otros países. “Si bien hay instituciones privadas que por ser así necesitan producir recursos, la mayor parte de la dedicación musical que se frece en Venezuela es pública”.

En este orden de ideas, la violinista contó al Correo del Orinoco una anécdota escuchada durante el Fladem 2019 en la voz de una maestra de violín de Paraguay, que para poder estudiar música debió viajar una vez al mes, en el trascurso de un largo período, cientos de kilómetros hasta Argentina, porque en su país, por disposiciones burocráticas y legales, habían eliminado la educación musical.

“Cuando escuché todo eso me di cuenta del privilegio que tenemos y hasta me daba algo de pena hablar de lo maravilloso que es nuestro país en materia musical. Venezuela es una potencia musical”, celebró la cofundadora de Los Colores de la Música.

TODAVÍA FALTA

No obstante, la violinista reconoce que aún hay muchas debilidades que superar en materia de educación musical en nuestro país. En primer lugar, dice, la educación musical debería considerarse como un derecho humano”, precisamente como la asume el Fladem.

En tal sentido, acotó, la música debería contemplarse en la programación de la educación oficial, desde preescolar hasta los niveles universitarios.

La maestra argumentó que el ser sensible, en la amplitud del concepto, así como el desarrollo de la personalidad, ocurre a temprana edad y se ralentiza a medida que nos hacemos más adultos, mientras que, al contrario, el desarrollo intelectual, en muchos aspectos, se beneficia con la madurez.

“Necesitamos en el mundo personas más compartimentadas sensiblemente con el entorno, con el otro. Y eso, ese despertar de la sensibilidad, se logra por medio del arte. Los niños que tienen contacto con el arte a temprana edad, tienen mejores relaciones familiares, son mejores estudiantes porque son más curiosos, no tienen miedo a expresarse, a ser como son”. Y si la música no es su vocación, igual le servirá para la vida, en un plano personal. Por el contrario, si escogen la música como profesión, ya tendrán un amplio camino adelantado y le costará menos desarrollar una carrera en esta área, Añadió Montero.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Héctor Rattia
Caracas