Alrededor de 21 millones de personas, tres de cada mil de la población mundial, son víctimas de trabajo forzoso y dos millones de ellas están en América Latina, según un informe difundido hoy por Naciones Unidas.
Se trata de seres humanos sometidos a empleos impuestos por medio de la coacción y el engaño y que no pueden abandonar, de acuerdo con la explicación contenida en un reporte elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La mayor cantidad de trabajadores en esa situación está localizada en la región de Asia-Pacífico con 11 millones 700 mil, equivalente a 56 por ciento, mientras que en África el estimado asciende a tres millones 700 mil.
En los países de la Unión Europea se reportan un millón 500 mil casos, así como en los de Europa Central, suroriental y oriental no miembros de esa agrupación y los de la Comunidad de Estados Independientes con un millón 600 mil en conjunto.
El 90 por ciento de los sujetos a ese tipo de labor son explotados por individuos o empresas privadas y el resto por los Estados, grupos militares o en las cárceles bajo condiciones que violan las normas internacionales, agrega el documento de la OIT.
Por grupos poblacionales, del total de víctimas del trabajo forzoso el 55 por ciento son mujeres y niñas y casi la cuarta parte menores de edad, agrega el informe.