Más de 2,3 millones de niños centroafricanos se registraron afectados desde que comenzara hace casi un año la crisis en esta capital, como consecuencia de la violencia que aún hoy impera en las calles, se conoció en Bangui.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que, incluso las mujeres embarazadas, no han tenido la posibilidad de acceder a los hospitales por los cortes de las carreteras.
«No vamos a permitir que las amenazas detengan el trabajo que hacemos para proteger a los niños», dijo recientemente Judith Léveillée, representante adjunta de la Unicef en este país.
Denunció que «hemos sufrido ataques sin precedentes contra trabajadores humanitarios este mes en la República Centroafricana (RCA)».
Insistió en que necesitan accesos humanitarios seguros y sin impedimentos para llevar ayuda de emergencia a los niños vulnerables y a sus familias.
«Hacemos un llamamiento a las partes en conflicto para garantizar nuestro acceso a las personas que lo necesitan», apuntó.
Otras organizaciones, como Médicos Sin Fronteras, también denunciaron la impotencia que sienten por no poder hacer nada por ayudar a los civiles.
Manifestaron que por las barricadas y continuos ataques se vieron obligados a suspender sus acciones en distintos barrios de Bangui, principalmente donde vive la mayor parte de la población musulmana.
La violencia estalló nuevamente el pasado 7 de octubre y resultaron heridos 13 médicos de la organización, uno de ellos perdió la vida como consecuencia de los ataques.
Todo comenzó cuando las milicias cristianas antiBalaka se rebelaron contra la presidenta de transición Catherine Samba-Panza, al calificarla de corrupta y días después se unieron a esta reclamación la coalición rebelde de mayoría islámica, los Séléka.
Pese a esfuerzos y la voluntad de Samba-Panza de organizar a la sociedad, no se apagan las deflagraciones interétnicas y los ataques a civiles que, desde diciembre de 2013 a la fecha, han provocado cientos de muertos y casi un millón de desplazados, además del agravamiento de los problemas humanitarios.
T/Prensa Latina