Al son del joropo valsado y danzando en círculos, hombres y mujeres, bailaron este domingo La Llora en la plaza Ribas de La Victoria y en la plaza Bolívar de Zuata, municipio Ribas, estado Aragua, donde se dieron cita más de 300 cultores y cultoras de 15 estados del país.
Esta manifestación popular, patrimonio cultural de Aragua, se celebra el 2 de noviembre, Día de los Santos Difuntos, fecha en que el municipio Ribas se viste de gala para enaltecer la cultura popular y a quiénes mantienen viva esta tradición aborigen.
En esta oportunidad se sumaron a la celebración agrupaciones y cultores de 15 estados del país, quienes dijeron presente en la máxima fiesta del folclore aragüeño, que convierte al municipio Ribas en capital cultural cada 2 de noviembre.
Durante la celebración, se hizo entrega de la Orden La Llora, en su única clase, conferida por el Colectivo Cultural que cada año reconoce la labor de los hacedores de cultura, docentes, estudiantes y abuelos que hacen posible mantener viva la tradición.
Luis Valles, del estado Yaracuy, es uno de los cultores que acompañó el tradicional baile en la plaza Ribas, junto a sus compañeros de Danzas Tradicionales Yaracuy, por considerar que La Llora representa nuestras raíces indígenas, porque proviene de las tradiciones de los aborígenes entrevistado por la Agencia Venezolana de Noticias (AVN).
«La idea es que los integrantes del grupo palpen la realidad de las manifestaciones culturales y La Llora es una las expresiones tradicionales más representativas del país. Además, participar como bailador es una manera de fortalecer la manifestación y proyectarla en el tiempo»agregó el cultor.
Ángel Milano, percusionista de la agrupación Entreverao de Raíces, del Distrito Capital, también participó en la popular fiesta, en una especie de encuentro con sus tradiciones porque nació y creció en la población de El Consejo, municipio Revenga, ubicada a escasos kilómetros de Zuata, donde se inició en el baile de La Llora en la agrupación Danzas Revenga con la profesora Fanny Morillo.
Milano define La Llora «como un encuentro con nuestros antepasados y el mestizaje, producto del encuentro entre africanos, indios y blancos españoles, por ello es indispensable llevar esta manifestación de familia en familia, así como a las instituciones educativas, para fomentar el sentido de pertenencia por lo nuestro».
Asimismo, Jorge Acacio, del Tambor coreano La Camachera, se trasladó desde el estado Falcón, hasta Aragua, para vivir y sentir lo que es bailar llora en Zuata. «Esta tradición es única y bailarla en su terruño es algo indescriptible.
Además de participar en el baile, Acacio aprovechó la invitación para indagar más sobre la manifestación, partiendo de los saberes populares de quienes viven, año tras año, las fiestas de La Llora, para enriquecer un trabajo de investigación que adelanta sobre esta manifestación.