«Agricultores venezolanos han asumido el llamado a producir: Carora lo certifica»|Más de 50 campesinos de Lara se unen para crear polo agroturístico

Cincuenta y ocho campesinos del municipio Torres, en el estado Lara, manifestaron públicamente su interés en impulsar una experiencia de visibilidad agroturística orientada a activar la producción agropecuaria en 150 hectáreas con vocación agrícola, distribuidas entre dos territorios en las afueras de Carora.

Se trata de 28 productores del asentamiento campesino Las Palmitas y 30 sujetos del caserío Quebrada Grande, quienes compartieron sus inquietudes, necesidades y anhelos con representantes del Tribunal Superior Agrario, del Instituto Nacional de Turismo (Inatur), de La Flor de Venezuela, de la Fundación Bosque Macuto, del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), de la Misión Justicia Socialista y de la Comisión de Desarrollo Endógeno para la Economía Popular.

«Este es un hecho histórico para el municipio Torres. Somos dos colectivos que hemos decidido desarrollar una propuesta significativa para fortalecer la producción local. El objetivo es conformar un polo agroturístico; en nuestro caso, desde Las Palmitas» —señaló el emprendedor Rafael Adames, de 53 años de edad, y añadió—: «Con esta iniciativa, hemos decidido ‘sembrar el petróleo’ para las generaciones por venir».

Por la comunidad de Quebrada Grande, Miguel Timaure, productor agropecuario de 62 años de edad, dijo que «no se justifica que teniendo tantas hectáreas para producir, estemos pasando por esta crisis económica. Acá, ya estamos criando pollos, chivos y puercos; también, tenemos siembras de cebolla, tomate y maíz. Sin embargo, queremos constituirnos como un gran movimiento campesino productor».

Juntura pública y popular para enfrentar la adversidad

Durante el recorrido por ambos territorios, Ronald Dorantes, juez agrario misionero de Justicia Socialista, valoró que los campesinos guaros estén dispuestos a reactivar el campo venezolano: «Tener frentes de productores agropecuarios, como estos, se traduce en una clara lectura: vamos en buena línea. La gente está sintonía con el mensaje del Gobierno nacional para incentivar la agricultura. Queda a las instituciones asumir el ritmo que están proponiendo las comunidades organizadas, y apalancar económicamente proyectos enfocados a suplir necesidades de unidades productivas».

Resaltó que la población se ha dado cuenta de que es necesario asumir la producción de los alimentos, al mismo tiempo que buscar soluciones para la problemática de los agroquímicos y la importación de semillas.

Informó que la visita realizada forma parte de la agenda planteada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, para fomentar una economía productiva y democratizada, que conlleve el fin del modelo rentista petrolero, y permita a los ciudadanos y a las ciudadanas reencontrarse con la tierra.

En nombre de los servidores públicos que acudieron a la convocatoria comunal, el juez agrario ratificó el compromiso que tienen los entes del Estado para acompañar y apoyar los emprendimientos comunitarios, en cuanto a organización y gestión de actividades productivas; incluyendo: regularización de la tenencia de la tierra, obtención y manejo de sistemas microfinancieros, formación en el trabajo, instalación de servicios públicos y equipamientos comunes, almacenamiento y redes de distribución. En este punto, Dorantes citó como ejemplo el motor agua, como una de las necesidades más sentidas en la tierra torrense.

Organización popular y reapropiación de la cultura productiva

Entre risas y entusiasmo, Juana Reyes, maestra pueblo del Inces, expresó su satisfacción al conocer la propuesta: «En Torres, los campesinos han entendido que la única forma para salir de la emergencia es organizarse y producir. El presidente Maduro está haciendo el llamado, y ellos están respondiendo: queremos personas que trabajen el campo, independientemente de un tinte político. Los sujetos rurales se están apropiando de la realidad país, y quieren contribuir a revertir el proceso de la agricultura de puertos».

Para la maestra Reyes, esta experiencia afianza procesos de sentido liberadores: «En Lara, estamos entendiendo la premisa freireana ‘solo el pueblo salva al pueblo’. El campo saldrá adelante con la fuerza de las organizaciones comunales; pero, desde las instituciones, debemos ser capaces de acompañar esos procesos organizativos».

Por su parte el concejal Richard Páez, presidente de la Comisión Municipal de Desarrollo Endógeno para la Economía Popular, coincidió con la visión de levantar nuevos compromisos y acciones conjuntas entre el Poder Popular y el Poder Público, para consolidar e integrar prácticas comunitarias participativas y productivas.

«Estamos en una coyuntura: o producimos o producimos. Oír al pueblo es una tarea que debemos hacer siempre; el pueblo es sabio. Este proyecto comunitario para la construcción de un polo agroturístico en el municipio es un hecho extraordinario», afirmó el concejal. Además, recordó que el 80 por ciento de las tierras del eje desde La Montañita hasta Burere tienen vocación agrícola.

La experiencia juvenil vale: agroturismo se perfila como una escuela

En Torres, la lucha campesina es un aprendizaje continuo. La pasión por establecer redes de producción, distribución e intercambio de alimentos y de «lo propio», que queden en manos del campesinado, es reconocida en las palabras profundas de los 58 productores que decidieron conformar «un polo agroturístico».

Jonnathan Gudiño, uno de los emprendedores de Las Palmitas, que cuenta con 35 años y formación académica en el área turística, sintetiza la visión compartida de ambos colectivos: «En esta propuesta, se materializan las ideas que muchos campesinos y comuneros tenemos para dar respuesta, de forma colectiva, a la situación del país. Nuestra visión del territorio es responsable. Tenemos el compromiso de ayudar a levantar la producción nacional agropecuaria, y tributar a un sistema económico para la vida. Los campesinos somos protagonistas de este momento político que nos llama. Trabajar el campo y promover el turismo con un perfil educativo en las actividades del agro son prácticas que nos dignifican».

Este productor agropecuario de Las Palmitas informó que, en su comunidad, se tiene interés en explotar la producción de pollos, cachamas, cerdos, hortalizas, frutas y granos, en unas 60 hectáreas que, por más de 40 años, han estado ociosas.»Solo para que tengamos una idea: nada más en el territorio de Las Palmitas, en el rubro de pollo estaríamos hablando de una producción de unas 10 mil aves semanales, la cual beneficiaría no solo a los habitantes de los 19 consejos comunales que integran nuestra comuna; sino, también, a familias de Carora», precisó.

El florecimiento de este polo agroturístico en Torres se enriquece con el toque de «lo propio». Este es el paisaje que pinta Adalberto Timaure, un muchacho de 27 años de edad, habitante de la comunidad de Quebrada Grande: «Carora y los demás pueblos torrenses tenemos riqueza patrimonial, cultura agropecuaria y culinaria; productores, innovadores, artesanos, músicos, lutieres. Por eso, en Quebrada Grande, además de las rutas turísticas vinculadas a las actividades del agro, tendremos una vitrina, liderada por jóvenes, para mostrar cómo se fabrican algunos instrumentos musicales que representan la venezolanidad: cuatros, guitarras, arpas y bandolas».

El joven constructor de sonido hizo hincapié en que «Venezuela reclama producción y esperanza. Por tanto, debemos empezar a vernos de un modo distinto y, en Lara, eso es lo que estamos haciendo. Los agricultores venezolanos han asumido el llamado a producir: Carora y los campos de Torres lo certifican».

F/Prensa La Flor de Venezuela