El miércoles 21 de enero en su Alocución ante la Asamblea Nacional (AN) el presidente Nicolás Maduro planteó, con respecto al aumento del precio de la gasolina: “…creo que es una necesidad que demos ese paso y abro el debate” (CO, 22 de enero de 2015)
Tres piezas de vídeo de excelente factura, cintillos en los sitios de internet más visitados (banners) y avisos en la prensa nacional de ¾ de página, etc., conforman la campaña publicitaria por varios medios que elaboró el Gobierno Nacional para tratar el tema del precio de la gasolina. Ésta arrancó en prensa el lunes 26.
Excelente, se está considerando a la comunicación como parte importante en la estrategia para la toma de una medida económica de alto impacto.
Sin embargo, hay peros.
La dinámica y la poca difusión del debate preocupa, pues el problema es muy complejo.
La economía venezolana rentística y “petroleracéntrica” ha creado una cultura de redistribución entorno a esta renta, que por un lado incide directamente en las subjetividades de valor -verdaderas fijadoras de precios- para la compra-venta y en la motivación de los agentes económicos -empresario y comerciante- que persiguen la mayor porción de renta en lugar de la eficiencia.
Resultado de ello: la distorsión en los precios y la baja calidad de bienes y servicios.
La campaña resalta la brecha entre el valor actual del litro de gasolina , “35 veces” menor que el costo de producción, sin dar más detalles. Tácitamente se establece un mínimo del aumento, esto ¿no podría estar creando ya expectativas inflacionarias?
Dada la trascendencia de la medida hace falta más debate para ir al fondo.