Maximizar el dolor

A DESALAMBRAR

POR: ANA CRISTINA BRACHO

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El 24 de marzo de 2018, sentado en su silla, Marco Rubio publicó para CNN un artículo exhortando a que sean contundentes las acciones para sacar a Nicolás Maduro. Como es usual en la creación de los enemigos, embiste afirmando que el Gobierno de Venezuela es malo y además se dedica al narcotráfico.

El escrito, violento y descarado, se construye sobre la ficción que puede separarse el Gobierno del pueblo. Así, refiere sin sonrojarse que debe “maximizar[se] el dolor que sienten los funcionarios gubernamentales” y para ello, los demás países, en especial los del grupo de Lima deben cerrarle al Gobierno el “acceso a la banca internacional y el financiamiento”.

En toda evidencia, los funcionarios y los no funcionarios sufren con las acciones inhumanas que se han convertido en política y mandato de Washington. Lo que no existe es la capacidad de trazar esas líneas de división entre gobierno y pueblo, menos en una democracia participativa y en un país donde el principal empleador es el gobierno.

Son estos lineamientos los que, por ejemplo, retrasaron la compra de las vacunas que se requieren para cumplir los protocolos internacionales y que ahora, con gran esfuerzo y el apoyo de países aliados, se están colocando en Venezuela pese a que la instrucción de Estados Unidos es que este, como todos los demás procesos que desarrolla el Gobierno, debía evitarse.

La declaración de Rubio, delirante desde el odio, como cada vez que se refiere a Venezuela o a Cuba no es una frase aislada, fue publicada la misma semana que se instrumentalizó una operación para supervisar desde el extranjero la adquisición de los CLAP y pocos días después de que Julio Borges, en Madrid, declarara que trabajan por aislar cada vez más a Venezuela.

Es en medio de esto que nos encontramos hoy, celebrando un año de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente y en plena campaña electoral. Por eso, es momento de decidir qué país queremos y qué vamos a hacer para defenderlo. El escenario internacional está configurado no para que aquí se dé una transición democrática sino para evitar una cita electoral; no para recuperar la economía sino para saquear el país y es esto a lo que nos enfrentamos.

¿O es que nosotros pensamos que todos estos lobistas de pronto desvividos por Venezuela actúan de buena fe? ¿Obviamos que los señalamientos por droga no sirven para evitar su comercio sino para criminalizar los movimientos? ¿O no miramos para los lados en un mundo donde decir basta para destruir países enteros?

El rol histórico de Nicolás Maduro es definitivo, con lo ocurrido en Brasil, en Argentina o en Ecuador, quedamos nosotros frente a la tormenta, resistiendo ante una nueva era colonial y nuestro rol también lo es, porque la guerra está planteada en todos los frentes desde las fabricas donde podemos decidir reparar o parar una planta, hasta innovar creando sistemas alternativos para la economía hasta esto, del gran teatro internacional. Son tiempos de todo o nada.

@anicrisbracho
Caracas