Megan Rapinoe, la estrella del fútbol e ícono gay que está enfrentada con Donald Trump

El gol de penal de Rapinoe y su liderazgo como capitana la convirtieron en la mejor jugadora de la final, según la FIFA.

Pero además de levantar la preciada Copa del Mundo junto a sus compañeras, también recibió los dos títulos individuales más importantes del torneo: el balón de oro y el botín de oro. No obstante, la delantera de 34 años se convirtió en algo que va mucho más allá de su talento futbolístico y de los trofeos dorados.

Rapinoe se volvió un ícono gay y feminista, que trascendió las fronteras del deporte y de EEUU. Parte de la fama se la dio su enfrentamiento público con el presidente de EEUU, Donald Trump.

Vocera de los derechos

«Megan fue hecha para estos momentos, hecha para ser la vocera de otros», dijo la directora técnica del equipo, Jill Ellis, tras la victoria. «Es increíblemente elocuente, creo que habla desde el corazón y precisamos gente así en el fútbol, que sea honesta y llame las cosas por su nombre», agregó.

Rapinoe es una de las deportistas de más alto perfil en el mundo que es abiertamente gay. Decidió hacer pública su orientación sexual en 2012 y desde entonces da la batalla. De hecho, ella y su pareja, la jugadora estadounidense de baloncesto Sue Bird, posaron el año pasado en la portada de una edición especial de la revista de deportes ESPN.

Fue la primera vez que una pareja abiertamente homosexual apareció en la portada de una de las principales revistas de deporte en ese país.

«Solamente piensen cuán lejos hemos llegado, pero además en el clima actual y en desafío ante el mismo. No es que solo seamos deportistas mujeres, sino que además estamos en una relación. Es increíble», le dijo Rapinoe a la revista.

Pero no solo lucha por los derechos de la comunidad LGBTI.

fútbol femenino
Rapinoe arrodillada antes de un juego de fútbol en 2016, un gesto popularizado por el fútbol americano para protestar contra la violencia policial contra las comunidades afroestadounidenses. Foto: Getty Images, via BBC Mundo

En 2016, se convirtió en la primera deportista blanca en arrodillarse mientras sonaba el himno nacional, un gesto de protesta que habían empezado a realizar algunos de los jugadores de fútbol americano para denunciar la violencia policial contra las comunidades afroestadounidenses.

«Puedo entender si piensas que estoy irrespetando la bandera al arrodillarme, pero es precisamente por mi extremo respeto a la bandera y a la promesa que ella representa que he decidido manifestarme de esta manera», escribió en un artículo entonces para la página web Player’s Tribune.

«Cuando me pongo de rodillas, estoy frente a la bandera con todo mi cuerpo, mirando directamente al corazón del mayor símbolo de libertad del país, debido a que creo que es mi responsabilidad (tanto como la de ustedes): asegurarme de que todos puedan disfrutar de la libertad en este país». En el Mundial de fútbol, Rapinoe se ha limitado a no cantar el himno, después de que la federación de Estados Unidos emitiera unas nuevas normas.

Pero eso también le ha valido ser objeto de críticas, incluyendo por parte de Trump.

La Casa Blanca

La deportista, que respaldó la candidatura de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales de 2016, había dicho previamente que ella se consideraba a sí misma como una «protesta ambulante» en contra de Trump. «Es una buena forma de ‘mandar al carajo’ cualquier tipo de desigualdad o de mal sentimiento que el gobierno (de Trump) pueda tener hacia la gente que no luce exactamente como él», le dijo Rapinoe al portal Yahoo.

«Por otra parte, que Dios nos ayude si todos nos pareciéramos a él. Da miedo. Da mucho miedo», agregó.

Rapinoe también había asegurado que ella no participaría de ninguna visita que el equipo pudiera hacer a la Casa Blanca, en caso de ganar el Mundial Femenino, lo que finalmente sucedió. Trump, quien felicitó a la selección vía Twitter el domingo diciendo que el país sentía «orgullo» por su desempeño, dijo ante la prensa que aún no había pensado si las invitaría o no a la Casa Blanca.

Previamente, había dicho que lo haría «ganen o pierdan» y, en simultáneo, había criticado a Rapinoe por «faltarle el respeto» a su país, a la Casa Blanca y a la bandera nacional con sus gestos durante el himno. El propio domingo la directora técnica Jills dijo no haber recibido una invitación oficial y que, de suceder, no la vetaría.

«¡Pago igualitario!»

Cuando la final del Mundo estaba llegando al minuto 90 y el partido ya estaba cerrado para la selección estadounidense, la hinchada comenzó a alentar gritando: «¡Pago igualitario!».

Es que a principios de este año el equipo femenino que ahora es tetracampeón del mundo demandó a su federación por discriminación sexual, exigiendo igualdad salarial y mismas condiciones de trabajo con sus pares del equipo masculino. Pero las diferencias no se dan solo dentro de la Federación de Fútbol de EEUU.

La FIFA otorgó US$4 millones en premios a las campeonas del Mundo y US$38 millones a los campeones (Francia) el año pasado.

Y si bien durante el torneo el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, anunció que esa cifra aumentaría a US$60 millones para la Copa Mundial Femenina de 2023, lo cierto es que el dinero que se destinará a premios en el Mundial (masculino) de Qatar de 2022 asciende a US$440 millones.

«Sin duda, no es justo», declaró. «Deberían duplicar ahora (lo que destinan al fútbol femenino) y luego usar esa suma para duplicarla o cuadruplicarla para la próxima vez. A eso me refiero cuando pregunto si nos sentimos respetadas». «No estoy diciendo que el premio debería ser de US$440 millones esta vez o la siguiente. Comprendo por muchas razones que el fútbol masculino es mucho más rentable que el femenino», agregó.

«Pero si realmente te importa que la brecha deje de crecer, no programas tres finales el mismo día».

Rapinoe hacía referencia a las finales de la Copa América y la Copa de Oro, donde, de hecho, la selección masculina de EEUU enfrentó a México (y perdió). «Es una idea terrible ponerlas todas juntas el mismo día. Esta es la final del Mundial», dijo Rapinoe.

Y agregó: «La final del Mundial se establece con tanta antelación que esto resulta increíble…Así que no, no creo que la FIFA nos tenga, en general, el mismo nivel de respeto que tiene hacia los hombres».

La demanda

El caso de la demanda de las estadounidenses a su federación es distinto de iniciativas similares en otras partes del mundo por una razón muy específica: el fútbol femenino es mucho más exitoso que el masculino en ese país.

Mientras el mejor resultado del equipo masculino en una Copa del Mundo se produjo en 1930, cuando quedó en cuarto lugar, el femenino se ha coronado en cuatro ocasiones como campeón del mundo. Además, suman otros cuatro títulos olímpicos.

También hacen más dinero. Balances financieros obtenidos por el diario The Wall Street Journal muestran que, entre 2016 y 2018, el equipo femenino generó más ingresos que el conjunto masculino.

Pese a ello, a las mujeres les pagan bonos de US$5.000 por juego, mientras que los hombres reciben unos US$13.000.

«No creo que nadie pueda negar que existen desigualdades de género en este mundo, que existe una brecha salarial, que hay discrepancias en el pago», dijo Rapinoe en marzo pasado durante una entrevista en Good Morning America, uno de los programa de televisión más vistos en Estados Unidos.

«Así que para nosotras no se trata solamente de dejar nuestro deporte en un lugar mejor y de mejorarlo para las chicas jóvenes que vendrán después», explicó.

«En general, se trata de inspirar a las mujeres alrededor del mundo para que defiendan aquello en lo que creen. Ellas tienen un aliado en nosotras. Estamos con ellas, las apoyamos y vamos a continuar este lucha por el tiempo que haga falta», dijo para concluir Rapinoe.