Rompiendo la Norma|Mejorando discursos y accionando políticas (Temática)

Con la toma del poder en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en manos del proletariado se empezó una lucha por construir una nueva sociedad socialista. Ya para el año 1920 el Gobierno soviético habría emitido un decreto despenalizando el aborto y habría iniciado una serie de reformas que beneficiarían a las mujeres, dándole un grado de igualdad y libertad que aun, en la actualidad, ningún país del mundo ha podido superar.

La Unión Soviética fue pionera en el respeto a los derechos homosexuales; los bolcheviques comenzaron abolir todo tipo de leyes que estuvieran en contra de la homosexualidad y todas las formas de actividad sexual consensuadas.

“La legislación soviética declara la absoluta no interferencia del Estado y la sociedad en las cuestiones sexuales, mientras nadie sufra daños físicos ni se perjudiquen sus intereses; respecto a la homosexualidad, sodomía y otras formas de placer sexual, que en la legislación europea eran calificadas de ofensas a la moralidad, la legislación soviética las consideraba exactamente igual que lo que se conoce como relación natural”. Este párrafo forma parte de un panfleto escrito por Grigorii Batkis, director del Instituto de Higiene Social de Moscú, tras los profundos cambios que registró la legislación a partir de la Revolución de Octubre, y que fueron intrínsecos a la familia y la sexualidad.

En Cuba, luego de una etapa dura para la comunidad sexodiversa, la Revolución de l959 desplegó una serie de políticas asistenciales a nivel nacional, teniendo como principal tarea la educación sexual, logrando que para el año 1988 la isla comenzara la práctica de reasignación de sexo a la comunidad transexual de forma totalmente gratuita.

Para el año 1989, las políticas públicas se convierten en lo que hoy se conoce como el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

Según los estatutos del Partido Comunista de Cuba, es una obligación que su militancia logre enfrentar sus conductas discriminatorias por orientación sexual, ya que son contrarias a la Constitución, las leyes y además atentan contra la unidad nacional, debido a que limitan el ejercicio de los derechos de las personas.

Ahora bien, si la Revolución Bolivariana se caracteriza por ser socialista y marxista, ¿por qué cuesta tanto hacer una revolución sexual? ¿Por qué a nuestros líderes les resulta difícil hablar de la sexualidad, sin tabú y con la seriedad que amerita? ¿Realmente estamos en una revolución o somos simples reformistas de la colonización?

Es frustrante el hecho de que en 17 años de Revolución tengamos que presenciar las prácticas homofóbicas en los discursos de quienes tienen la responsabilidad de ser voceras y voceros de esta construcción revolucionaria. Todavía tenemos políticos que no se conectan con las realidades del pueblo y hacen caso omiso a las construcciones del Poder Popular. En 17 años, solo el comandante Hugo Chávez Frías evolucionó al enfrentarse a sus prejuicios y hablar de la diversidad sexual sin el chistecito al final.

Camaradas revolucionarias y revolucionarios: la homofobia no solo es el acto de golpear o matar a alguien, la homofobia también se refleja cuando engavetan las propuestas de leyes, cuando se usa un lenguaje homofóbico en los discursos (“majunche lechero”, la “nueva Maricori”, “orgasmos anales”, entre otros) o simplemente cuando no hay políticas concretas de inclusión orientadas a la sexodiversidad.

El Estado venezolano tiene una deuda histórica con la comunidad Lgbti y la Revolución Bolivariana tiene la obligación de asumir su papel histórico en resarcir los daños. La Constitución establece todas las condiciones para el desarrollo de legislaciones especiales y leyes orgánicas que garanticen nuestros derechos y nuestras libertades como personas.

No basta saludar a la comunidad Lgbti en las marchas, no basta con tomar la bandera arcoiris, es necesario accionar con políticas concretas a nivel nacional.

T/ Alexis Bolívar
I/Vargas
rompiendolanorma@gmail.com