El 24 de julio de 1823, en dos horas de combate en las aguas del Lago de Maracaibo y para beneplácito de la causa grancolombiana, fueron sacados los colonialistas de territorio patrio, concretándose así la ruta iniciada el 19 de abril de 1810, cuando decidimos no ser colonia hispana.
Así lo manifestó Alexander Torres Iriarte, profesor del Instituto Pedagógico de Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador (IPC-UPEL) e investigador del Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry del IPC-UPEL, quien agregó:
“Nos corresponde hoy, a nuestramericanas y nuestroamericanos, como lo hicieron los participantes en ese combate, asumir, que hoy estamos decididos a no ser colonia de Estados Unidos de Norteamérica ni de nadie”.
El profesor Torres Iriarte destacó que las generaciones actuales tenemos que aprender de aquellos patriotas la perseverancia, astucia, inteligencia y ánimo que desplegaron.
CARABOBO NO FUE EL FIN DE LA GUERRA
“Existe la creencia de que la Batalla de Carabobo selló en 1821 la Independencia de Venezuela. Es una mediana verdad pues la guerra continúo dos años más, hasta que, el 24 de julio de 1823 en el Lago de Maracaibo se dió la batalla final”.
2000 realistas sobrevivientes de Carabobo van con Francisco Tomás Morales, a refugiarse en Puerto Cabello y con 1000 hombres de la guarnición local, y otros fragmentos del ejército español forma una fuerza de 5 mil hombres -sostuvo.
Una parte de esos reductos pudieron, reconquistar a Maracaibo y a Coro, entre septiembre y noviembre de 1822 y otras dos se apostaron, una en Cumaná y la otra en Puerto Cabello -precisó.
“Siendo Maracaibo una plaza estratégica y considerando el obstáculo que ese grupo realista representaba en territorio liberado de la República de Colombia, los patriotas decretaron un bloqueo naval de las costas”.
NUESTRAMÉRICA Y EL CARIBE
Alexader Torres Iriarte comentó que 1823 fue un año decisivo, no solo para la causa independentista venezolana: “También para la patria nuestroamericana”.
-Bolívar, que afianzaba su estrategia hacia el sur, había salido victorioso un año antes en Bomboná, Pichincha, y otros combates, más la reacción realista buscaba tomar posiciones ventajosas en territorio venezolano y los intereses injerencistas se ponían también en movimiento defensivo.
“La implementación de la Doctrina Monroe y la ambigua diplomacia británica, todos de talante injerencista están a la orden del día” -sentenció.
“Era un delicado y complejo escenario ya que, si bien el sur de Venezuela está bajo dominio del Ejército Libertador, las costas del norte venezolano están bajo control Morales quien planifica, reconquistar Cartagena”.
Ante el avance realista en los mares, el 18 de marzo de 1823, la flota naval del Tercer Litoral partió desde el puerto de Riohacha, bajo el comando de José Prudencio Padilla, quien es también comandante de las operaciones patriotas sobre el Zulia.
En un primer encuentro los patriotas perdieron dos embarcaciones y luego -ya repuestos, en un nuevo choque en el castillo de San Carlos, barra del Lago, los nuestros toman dos naves. El éxito alcanzado allí posibilitó a Padilla entrar en aguas lacustres.
LA BATALLA
El profesor Torres Iriarte sostuvo que Padilla, se enfrentaría a los realistas conducidos por el capitán de navío Ángel Laborde y Navarro, comandante del apostadero de Puerto Cabello y toda su flota.
Contó que las naves patriotas avanzaron con velocidad sobre la escuadra realista, que se quedó anclada a la expectativa del ataque. Luego de una hábil maniobra de Padilla y Nicolás Joly, los fuegos de cañón y fusilería de la fracción patriota marcaron la pauta.
El bergantín patriota Independiente se lanzó sobre el San Carlos, abordándolo. La victoria sonrío a los republicanos. Después de la descarga venezolana, numerosos buques realistas fueron liquidados y capturados -prosiguió.
EL FIN
-Las pérdidas patriotas no pasan de 8 oficiales y 36 tripulantes y tropa. Las bajas realistas fueron, 69 oficiales y 368 soldados, más cientos de marineros prisioneros, sin mencionar las naves.
Torres Iriarte asegura que la principal consecuencia de esta Batalla Naval, fue la ulterior negociación del mariscal de campo José Tomás Morales, Capitán General de Venezuela, que tuvo que capitular el 3 de agosto de 1823.
“Así la plaza de Maracaibo, el Castillo de San Carlos, y el de San Felipe en Puerto Cabello pasan a manos de los independentistas”.