Por Carolina Escarrá G|Memorias y cuentas (Opinión)

El martes pasado, en un acto protocolar, el presidente Barack Obama presentó ante el Congreso de Estados Unidos su último discurso de la Unión, memoria y cuenta en el que en lugar de hablar de cifras reales y de realidades, prefirió hablar del «futuro» de Estados Unidos, a menos de un año de abandonar el poder.

Igualmente, a pesar de hablar por encima de algunos logros como la coalición contra Isis, de quien se sabe que obtiene petróleo mal habido; el «gendarme necesario» expresado en la supremacía gringa, con un presupuesto militar que dice orgulloso «excede el de los ocho países que le sigue juntos»; así como del Tratado TransPacífico para frenar el avance de China en Asia; o la victoria de las energías limpias en la discusión sobre cambio climático que dice fueron lideradas por EEUU, a pesar del fracking; se enfocó en la virtud del deber ser estadounidense «y punto».

En este lado del sol, tres días después, ante un «Congreso» menos protocolar, el presidente Nicolás Maduro hacía un recuento de los hechos del 2015, destacando el cumplimiento de las Metas del Milenio; cómo a pesar del bajo nivel de los precios del petróleo, se han mantenido las Misiones y Grandes Misiones Sociales; las batallas en política exterior que enfrentamos en 2015; las cuatro causas de nuestra situación económica en la que apenas la tercera fue mencionada como la guerra económica y declaró al país en emergencia en ese aspecto; llamó al diálogo sincero por el bien de la Patria; y aceptó los errores del Gobierno en algunas áreas, sufriendo constantes interrupciones de parte de diputados de oposición y el cierre por parte del Presidente de la institucion, que además de desmeritar los otros poderes presentes, intentó desmontar el discurso presidencial.

Diría Carlos Escarrá -quien por cierto se nos fue hace cuatro años un 25 de enero- que se trata de dos modelos de mundo, de vida y de país; dos modelos enfrentados como bloques históricos gramscianos, expresados en la lucha de clases, donde cada vez nos damos mayor cuenta de que la lucha es asimétrica, pues la percepción de la realidad, dominada por los poderosos, con sus medios e instrumentos de comunicación y de tecnología, además del control de los medios de producción y el control burocrático, ha horadado los cimientos de la Patria/Matria que ahora más que nunca está de parto.

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