Psique y sociedad|Mente, fantasías y sexualidad (Temática)

Las fantasías sexuales siempre han sido motivo de tabú ya que suelen ser vistas como algo negativo, como una desviación e incluso como fuente de infidelidad. Desde hace muchos años todo lo que ocurra en el ámbito de lo privado de nuestras mentes es visto como objeto de control social, religioso e incluso político con la finalidad de cercenar nuestra individualidad y libre albedrío. Sin embargo, según múltiples estudios y especialistas, la capacidad de tener fantasías es visto como algo muy saludable y recomendable para elevar el deseo sexual e incluso para fortalecer la autoestima.

Desde pequeños, lamentablemente nos han formado con mucha represión y siempre diciéndonos lo que estaba bien y lo que estaba mal, dejando el placer de lado como si fuera algo realmente negativo para nosotros. Pero no debemos subestimar el poder de la mente para crear sensaciones sumamente gratificantes, ya que constituye el mas poderoso de los afrodisíacos. Si puedo acompañar mi intimidad con mis pensamientos, puedo disfrutar aun mas. ¿Cómo lograremos disfrutar si mientras estamos agotados o estresados intentamos estar con nuestras parejas, pensando en todas nuestras preocupaciones? He allí la importancia de hacer uso de la imaginación y del juego erótico. Como es sabido el deseo desencadena las demás fases del acto sexual, la excitación y el orgasmo, por lo que mantener relaciones sin una motivación puede afectar negativamente el disfrute de la experiencia.

Es maravilloso, que tengamos la capacidad de crear mundos paralelos en soledad y en pareja que nos ayuden en el camino del crecimiento y del autodescubrimiento que necesitamos como seres creativos, sociales, sexuales y además poder manejar los problemas de falta de deseo, lidiar con la rutina, renovar la vida íntima en pareja, tener una sexualidad sana, así como medio sumamente interesante para la excitación y el placer en general. Las fantasías, como imágenes, pueden ser múltiples, no hay límites y todo está permitido; podemos ser o hacer todo aquello que es difícil de vivir en nuestra vida real. La idea es no reprimirse, mientras no transgredamos los límites propios y de otros. De hecho por lo general, funciona mejor en el mundo de las ideas, ya que a veces al llevar a cabo estas fantasías no se obtiene el mismo grado de disfrute que en la mente. Pero finalmente es una elección mientras no le hagamos daño a nadie. Es fundamental darse la oportunidad de dejar aflorar todos los pensamientos y sentimientos internos y así estaremos contribuyendo a la salud psíquica y física de cada uno.

IMPORTANCIA DE LAS FANTASÍAS SEXUALES

  • -Poder expresar nuestros deseos y nuestros sentimientos en un entorno privado y seguro.
  • -Contribuyen a desarrollar la autoestima y nos ayudan a mejorar la imagen que tenemos de nosotros mismos.
  • -Permiten resolver disfunciones sexuales.
  • -Vivir la sexualidad sin riesgos.
  • -Es ideal para liberar tensiones y salir de la rutina.
  • -Lograr mejorar la capacidad de respuesta sexual junto a la pareja.
  • -Permite probar y ensayar conductas sexuales que nunca hemos llevado a la práctica.
  • -No reprimir los deseos y canalizarlos adecuadamente.

Las fantasías potencian todo lo que sentimos y magnifican las sensaciones. Son positivas mientras no pasen el límite del placer, y lleguen a convertirse en una patología. Se trata de negociar hasta dónde queremos llegar. Es una elección. Habría que estar atentos a cualquier problema que se pueda derivar de su práctica. Por ejemplo: cuando la persona se hace dependiente de ellas para sentir placer, cuando dificultan la función sexual en lugar de ayudar, cuando la persona no logra la excitación de ninguna otra manera, cuando las fantasías se apoderan de la vida de la persona y no la dejan tener un funcionamiento normal, si sus fantasías interfieren en la capacidad de relacionarse, si al llevarlas a la vida real ocasionan problemas severos.

En estos casos se recomienda recurrir a consulta con un especialista del área sexual, psicológica y/o psiquiátrica que puede ayudarle a superarlo. La idea es animarse a investigar y probar sin prejuicios y experimentar lo nuevo de una forma segura.

T/Kenia Lugo de Contreras
keniakali@gmail.com
I/Edgar Vargas
Caracas

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Ideología y represión del deseo

La construcción de una ideología de la sexualidad pasa por los aparatos tradicionales que componen el Estado. Louis Althusser establece, con perfecta claridad qué son “los aparatos ideológicos del Estado y los aparatos represivos del Estado”, unos y otros se cruzan en la construcción del orden social. En el caso de la sexualidad, crecemos en medio de una ideología que nos impone en el orden de lo público y lo privado, los criterios normativos sobre los roles en el ámbito social y el ámbito privado. Una de las novelas clásicas de la literatura venezolana Ana Isabel, una niña decente de Antonia Palacios, establece una caracterización interesante en torno al rol social de la mujer. Cuando Ana Isabel se hace “señorita”, es decir, cuando comienza a ser mujer, pasa de lo público a lo privado, la sociedad la confina al encierro, al espacio íntimo de la casa. ¿Qué sucede? Pues que la familia, la Iglesia y la escuela la han preparado para que ocupe el lugar que le corresponde.

En un ámbito complejo, la sociedad se mueve en dos aspectos contradictorios, mientras por una parte va desarrollando los mecanismos de una sexualidad punitiva, por el otro crea una industria que estimula permanentemente el deseo, especialmente hacia el hombre. ¿La razón? El hombre es considerado en la estructura social tradicional como el poseedor del poder adquisitivo, el proveedor. Es por ello que la mayoría de los anuncios publicitarios apelan al uso de los atributos sensuales de las modelos, como medios de enganche para promover la venta de los productos.

El mercadeo del consumo utiliza como medio el deseo. Los estimulan con imágenes, palabras, música, entre otras formas, para luego señalar lo que Freud llama las “satisfacciones sustitutivas”. Esto es, ante la imagen de una mujer a la que no le vemos la cara, pero si un cuerpo apetecible, deseable, que obviamente no podremos tomar, pero al consumir la marca de la cerveza que promociona, me la estaré bebiendo a ella.

En este sentido, la sexualidad es utilizada de manera recurrente con fines mercantilistas. Por eso también se imponen los mecanismos de control, para que aquello que se nos revela como prohibido podamos consumirlo desde el universo de lo simbólico. Somos, entonces, víctimas de una sexualización distorsionada, normativizada desde lo íntimo, construida desde los AIE religiosos y los AIE escolar, entre otros.

T/Ramón Alirio Contreras
alirio.contreras@gmail.com
Caracas