Por Emilio Hernández| Metáforas médicas (Opinión)

He visto muchas veces discutir si es mejor que fulano empuje una carreta o si es mejor que mengano la arrastre, como si fueran acciones incompatibles. Algún duende socarrón impide ver que lo mejor es que al mismo tiempo uno la empuje y el otro la arrastre.

Es difícil lidiar con falsos opuestos. Solo producen inamovilidad, generan parálisis gratuita. El comandante Hugo Chávez fue el campeón del desmontaje de falsos opuestos, empezando por las ideas del socialismo y el cristianismo.

El ataque a la economía de la derecha ha sido implacable, pero nuestra defensa ha sido tímida, enzarzada en falsos opuestos.

Mientras unos creen que la guerra económica se combate aumentando la producción, otros aducen que se hace defendiendo la moneda. Malas noticias para cada uno de los argumentadores extremos: la guerra económica se combate haciendo ambas cosas a la vez.

Una metáfora médica puede ayudar a ver este asunto: la enfermedad sería la baja producción, que da una fiebre alta llamada devaluación. Es cierto que hay que atacar la enfermedad y llegar a una cura definitiva, pero ojo: la misma fiebre te puede matar si no se controla lo antes posible.

Un sector comercial hipertrofiado es el alter ego del fenómeno de la baja producción. Nadie quiere producir y todos quieren comprar y vender. El comercio está llegando a extremos delirantes con la práctica del bachaqueo, que no es solo iniciativa individual, sino que está siendo alimentado por considerables capitales.

Otra metáfora médica: el comercio es como el colesterol, necesario en bajas cantidades porque participa en funciones de gran importancia para el cuerpo, pero mortal en exceso.

Las colas no solo son el resultado de la baja producción, son consecuencia de la perversión del comercio y de la manipulación mediática, en particular por las redes sociales. Son consecuencia de que no hemos establecido diferencias nítidas entre quienes crean y producen y quienes viven del esfuerzo ajeno.

Hemos sufrido de dislexia económica, de incapacidad de valorar adecuadamente a quienes realmente aportan algo al bienestar de los venezolanos.

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