Miguel Cabrera aspira a llegar a los tres mil hits

Dieciséis años después, Miguel Cabrera recuerda perfectamente su primer hit: “Fue un jonrón; no puedo olvidarlo. Fue hace mucho tiempo, pero me acuerdo que me sentí súper bien. Estaba emocionado”.

El bambinazo de oro en la 11a entrada el 20 de junio de 2003 que les dio la victoria los Marlins sobre los Rojos fue solo el comienzo de una brillante carrera. Cabrera amaneció el sábado en el puesto 69 de todos los tiempos en hits, a uno de Doc Cramer. Entre los activos solo está por detrás del dominicano Albert Pujols.

Aunque el maracayero no revisa su total de hits diariamente, se permite pensar en el futuro cada vez que alcanza un hito significativo como ese al que llegó el miércoles en Boston: “Para llegar a 3.000 hay que batear .300. Lo tengo ahí bien cerca. He pensado un poco en eso. Pero a la misma vez, falta bastante, así que no me tengo que enfocar en eso ya, que si ‘tengo que dar 3.000 mañana’. Es algo paso a paso y hay que enfocarse juego a juego”.

Cuando era un niño y luego un adolescente, Cabrera practicaba el bateo con su familia. Luego llegaron los coaches de bateo. Una vez que arribó al beisbol profesional, empezó a buscar a sus compañeros más experimentados para pedirles consejos, señaló en un trabajo para Mlb.com.

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Antes de que Cabrera fuese el que dominaba el juego, trataba de seguir los pasos de dos dominicanos, Vladimir Guerrero y Manny Ramírez, mientras estaba en las menores: “Son bateadores derechos, batean para poder y empujan carreras. Para mí, eso es un pelotero completo”.

Es una descripción muy parecida a la del propio Cabrera. Ha acumulado una larga lista de logros, como once llamados al Juego de Estrellas, siete Bastes de Plata, dos premios al Jugador Más Valioso, cuatro títulos de bateo y un anillo de Serie Mundial. Entre los jugadores activos, Cabrera escolta a Pujols con 466 jonrones y es 35° de todos los tiempos en esa categoría.

-En su opinión, ¿cuál es la clave de su éxito en el plato?

-Yo trabajo para eso. Siempre he dicho que la gente no tiene que estarme viendo trabajar para poder decir que trabajo duro. Mi rutina es un secreto. Así soy yo.

Pero para todos los hits que Cabrera ha acumulado, el placer de dar un jonrón sigue siendo especial: “No lo sientes No sientes nada. Es muy fácil, muy suave. Cuando le pegas a la bola lo que dices es, ‘Wow”.

Por cierto, para quienes dijeron que la lesión en su biceps izquierdo le había restado poder, la noche del viernes los silenció en careo ante Medias Blancas de Chicago. Pegó su primer vuelacerca de la zafra, un batazo que conectó mediante una bola adentro y salió hacia la raya del jardín derecho. O sea, hacia su mano contraria. Luego coleccionó tres hits más, incluyendo un doble, también contra la pared del jardín derecho. Y todos los batazos fueron con contundencia…. Parece que la máquina mortal de bateo de Miggy ya arrancó.

Como dijo hace algunas semanas cuando comenzó mal esta zafra: “Quise pegarle durísimo a la bola, pero escogí los momentos para tratar de mandar lejos la pelota y no caer en una trampa y empezar a fallar con elevados mientras todavía estaba buscando mi “timing. No debes desesperarte”.

“No tiene sentido que me ponga a tratar de dar batazos por el aire o algo así cuando estoy bateando .200. Me pondría en una mala posición. Así que prefiero dar mis hits, conseguir mi ‘timing’, y cuando me sienta bien, hacer swing fuerte y dejar volar la pelota”, analizó Miggy.

También tiene como meta que los Tigres de Detroit, que parten sin el favoritismo de hace un lustro, estén metidos en la pelea por el cetro: “Es muy temprano para pronosticar cómo vamos a terminar, todavía tenemos que engranar muchas cosas como equipo. El año pasado apenas pude estar por pocos juegos, sin embargo sí creo que esta vez se siente un gran ambiente y estén seguros de que vamos a dar todo por salir al terreno y tratar de llevarnos el banderín”.

T/ Redacción CO
F/ Cortesía MLB
Caracas