La miseria ha provocado la vuelta del escorbuto en los países ricos

El atractivo suplemento que Le Monde dedica a la salud ha publicado este martes un elaborado informe que revela que el escorbuto, la plaga que sufrieron no pocas de las grandes expediciones marítimas de los siglos XV al XVIII, ha vuelto. Al menos a Francia, pero es de suponer que también a otros países desarrollados, aunque el diario no cita estudios relativos a los mismos.

No de forma masiva pero sí generalizada a lo largo y a lo ancho del territorio francés. Su origen es prácticamente único y muy claro: una carencia profunda de vitamina C. El escorbuto aparece tras tres meses sin ingerir dosis alguna de esa vitamina. ¿En qué condiciones se puede llegar a hábitos alimentarios tan irracionales? En las de una precariedad social extrema, y sin paliativos asistenciales eficaces, como la que se está registrando en determinados ámbitos sociales, afortunadamente pequeños, de las sociedades más desarrolladas. O como consecuencia de regímenes dietéticos y prácticas alimentarias irracionales, aunque en muchos menos casos que el supuesto anterior.

Le Monde detalla los casos diagnosticados en los últimos tiempos. El último, el de una mujer de 21 años en el valle del Marne este agosto. El hospital universitario de Niza registró tres entre agosto del 2017 y enero de 2017. Dos de ellos correspondían a pacientes que vivían en condiciones de precariedad extrema. No era ese el caso de una parisina de 61 años que había modificado su régimen alimentario habitual tras un viaje a Nepal y que desde hacía más de un año comía únicamente arroz y lentejas, imitando los comportamientos que había conocido en aquel país.

Pero esas son excepciones. En 2016 la facultad de medicina de Montpellier llevó a cabo un estudio sobre la incidencia del escorbuto sobre la población que vivía en condiciones de precariedad y de los 1328 individuos sin domicilio fijo estudiados, 48 tenían manifestaciones clínicas de la enfermedad. 9 de cada 10 enfermos eran hombres con una edad media de 38 años. Un estudio similar de la clínica universitaria de Limoges detectó 63 casos de escorbuto en pacientes con una edad media de 47 años. “Pero las personas de más de 75 que sufren graves limitaciones económico-sociales constituyen otra población en riesgo de contraer escorbuto”, dice Le Monde.

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