Por Fernando Travieso|Modelo de Desarrollo (Opinión)

En Venezuela se impuso un modelo de desarrollo que responde a la inserción de una economía capitalista dependiente en el contexto económico mundial, en el que la renta petrolera producto de la producción del hidrocarburo líquido en el país regresa al exterior.

Un elemento indispensable en el mantenimiento de la dependencia es evitar la industrialización real de la Nación, para mantenerla como importadora de los artículos y bienes intermedios producidos en el resto del mundo.

La importación de bienes intermedios se potencia con el modelo de sustitución de importaciones con auge en los años 70, en el que la política de ensamblaje es elemento básico.

Con la actual guerra económica emprendida contra el Estado venezolano ha quedado de manifiesto que en el modelo de dependencia, el ensamblaje ocupa un puesto especial, dado que muchas empresas han paralizado su producción, puesto que lejos de obtener divisas por exportación son totalmente dependientes de los dólares de la venta de petróleo.

Economías que han sido objeto de sanciones y poseen modelos de desarrollo basados en la instalación de industrias con cadenas de producción integralmente nacionales se han fortalecido, mientras nuestro sector empresarial ensamblador se paraliza si no les dan divisas preferenciales.

Es parte del modelo impuesto al país, primero con la expansión a la periferia del capitalismo monopólico, y acentuado con el capitalismo financiero globalizado.

La instalación de industrias que utilicen el conocimiento de empresas dispuestas a montar integralmente todo el proceso de producción en el país para la elaboración de bienes de alto valor agregado y tecnológico, y que aprovechen los procesos de integración latinoamericana y caribeña para su colocación, es el camino.

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