La explosión del ‘movimiento incel’, la violenta misoginia que exige sexo

Tras el ataque perpetrado por Alek Minassian, un joven de 25 años que ha matado con una furgoneta alquilada a diez personas en una calle céntrica de Toronto, las alarmas de un posible atentado yihadista se volvieron a activar. No obstante, este acto ha vuelto a sacar a la palestra otro fenómeno no menos preocupante: ‘el movimiento incel’.

Se trata de un grupo de hombres heterosexuales quienes se quejan de ser ‘involuntariamente célibes’ por ‘culpa’ de los constantes rechazos de las mujeres, a quienes consideran meros objetos y contra las que vuelcan todo su odio y frustración. Este movimiento ha pasado de discusiones masivas en foros –como 4chan, Voat o Reddit–, cuyos integrantes se resguardaban bajo el anonimato para proferir todo tipo de barbaridades contra el género femenino, a materializarse en asesinatos y actos violentos.

“Internet nos proporciona un ‘burladero de cristal’, una falsa sensación de anonimato donde no ves la cara de la persona a quien estás atacando, solo tienes delante una pantalla. Además, estás bajo la seguridad de tu casa y eso facilita que mucha gente se dedique a propagar el odio”, asegura Ignasi Puig Rodas, psicólogo y sexólogo miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya.

Asimismo, la también sexóloga, Núria Jorba recalca ese doble rasero de la red en el que puedes compartir tanto experiencias, pensamientos positivos o sentirte identificado con otros, como retroalimentar tu odio y justificar muchos pensamientos negativos al estar también respaldados por más individuos.

Los ‘incel’ son un grupo de hombres heterosexuales quienes se quejan de ser ‘involuntariamente célibes’ por culpa de los constantes rechazos de las mujeres”

De hecho, en Reddit el grupo de debate titulado «Razones por las que las mujeres encarnan el mal» llegó a alcanzar 40.000 miembros, no obstante, la mayoría de sus seguidores se comunican a través del portal Incels.me, donde las mujeres no tienen acceso y los integrantes se definen como “personas que no están en una relación ni han tenido relaciones sexuales en una cantidad significativa de tiempo, a pesar de numerosos intentos”.

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES

El término fue creado en el 93 por una mujer queer, quien quiso aglutinar a todas aquellas personas que no conseguían tener sexo debido a su aspecto físico. No obstante, el término ha ido degenerándose hasta crearse este colectivo de hombres que achacan todas sus frustraciones contra las féminas.

Aunque todo este ciberhervidero de odio y rabia, que se estaba cocinando a fuego lento, en 2014 se rebeló ante el mundo a través de Elliot Rodger, considerado como el máximo exponente, mártir y ejemplo a seguir por muchos de estos hombres, así como en cierta medida creador del ideario ‘incel’. El joven de 22 años mató a seis personas en el campus universitario de Isla Vista (California) para después suicidarse y dejar un vídeo para justificar su matanza.

El periodista Ernesto Filardi ha publicado una transcripción del vídeo y máximo manifiesto de este colectivo en un hilo de Twitter sobre el tema. En él se describe como ‘caballero Supremo’, nombre por el que los demás ‘incel’ usan cuando se refieren a Rodger, así como describe el odio que siente por todos los chicos y chicas populares –aquellos que sí tienen relaciones sexuales gracias a su aspecto físico y que son retratados con los nombres genéricos de ‘Chads’ y ‘Stacys’– que “viven vidas de placer hedonista, mientras él se pudre en soledad”.

Por desgracia, este mensaje caló tan a fondo que Alek Minassian, antes de arrollar a varias personas con una furgoneta, también dejó un mensaje en el que celebraba su acto y homenajeaba a Rodger: “El soldado de infantería Minassian desea hablar con el Sargento 4chan, por favor. ¡La ‘rebelión incel’ ya ha comenzado! ¡Derrotaremos a los ‘Chad’ y a las ‘Stacy’! ¡Honra al Supremo Caballero Elliot Rodger!”.

Puig Rodas considera que no se trata solo de un problema de género en sí, sino de cómo se educa a hombres y mujeres y de la falta de habilidades sociales que nos permiten lidiar con el rechazo, algo natural en las relaciones humanas: “Hasta ahora las mujeres han tenido una mayor educación emocional que los hombres, a los cuales les estaba prohibido llorar o mostrar sus sentimientos en público. La idea de masculinidad ha constreñido tanto sus emociones que no saben gestionarlas ni en positivo, ni como en este caso, un rechazo”.

Por su parte, Jorba opina que es un concepto muy nuevo y aún no se puede sacar una teoría clara, pero en definitiva se rige por las ideas machistas y misóginas de siempre como afirmar que “la mujer es un ser inferior que debe cubrir las necesidades sexuales de los hombres y estar a su plena disposición”. Paradójicamente, una respuesta contraria a la ola de feminismo que se respira en la actualidad y que, según la sexóloga, provoca aún mayor rechazo, miedo y odio por parte de algunos de estos hombres.

Debbie Ging, investigadora de la universidad de Dublín ofreció un perfil de algunos de estos hombres para la agencia Canadian Press, donde aseguró que los ‘incel’ están convencidos de que existe una conspiración para humillarlos y hundirlos por parte de las mujeres y algunos hombres que las secundan. Todo este conjunto de redes, blogs y webs dedicados al hombre y la masculinidad que rechazan el feminismo y fomentan el odio hacia las mujeres, lo denomina como ‘manosfera’, donde también se inscribe la idea de que “el sexo es un derecho de los varones que las mujeres les niegan”.

Esta misma línea es la que sigue un artículo de opinión publicado en el New York Times –al que también hace referencia el periodista Filardi en el hilo de Twitter– que ha generado cierta polémica, pues habla sobre este derecho de todos a mantener relaciones sexuales.

Puig Rodas concluye que debemos tener muy clara la diferencia entre el derecho a poder tener sexo –pues existen multitud de formas para mantener relaciones sexuales, incluso cuando corre a cargo del estado, como es el caso de algunos países donde se proporciona este servicio a personas con discapacidad o diversidad funcional– con el derecho a obligar a otras personas a que lo tengan con nosotros, ya que no todo el mundo se va a sentir atraído por nosotros.

F/lavanguardia.com
F/Archivo