Por César Isak Jiménez, estudiante mexicano|Ayotzinapa y la indiferencia nacional (Opinión)

El pasado 26 de septiembre en Iguala, estado de Guerrero, al sur de México, fueron perseguidos, torturados, privados de sus derechos y desaparecidos 43 estudiantes normalistas; difícil creer que en dos líneas de texto se puedan describir eventos tan trágicos y dolorosos como los que han sacudido al país estas últimas semanas, pero más trágico es saber que los responsables de estas acciones son los mismos que juraron protegernos.

De entrada es difícil tratar de imaginar los sentimientos de los padres de aquellos pobres alumnos que solamente estaban realizando una colecta para acudir a la marcha del 2 de octubre (se cumplían 46 años de la masacre en Tlatelolco) y que sin esperarlo les tocó probar un poco de ese tan cruel evento, pero lo que debería ser más perturbador es saber que fue el Gobierno el que los desapareció y entregó de manera deliberada a alguno de los carteles de Guerrero.

¿Qué debería ser más preocupante? Su desaparición o los vínculos con los carteles, con los que el exalcalde José Luis Abarca Velázquez se mantenía, y más importante, ¿qué nos quiere decir este evento?, ¿qué mensaje nos deja a todos los demás que no somos Ayotzinapa? ¿Qué mensaje nos envía el Gobierno?

¿Es acaso un mensaje para probarnos quién está al mando en este país? Para que el resto de la población no pensemos en marchar y en organizarnos porque podemos recibir las misma consecuencias?

Quizá esto es lo más grave o quizá sea más grave el hecho de que nosotros no le demos la importancia que se merece al asunto, por supuesto que nos preocupamos por los estudiantes, por unos días, unas semanas a lo mucho y después ¿qué?

No basta con preocuparse o sentirse triste por ellos, necesitamos informarnos mejor y conocer los detalles, para evitar que vuelva a suceder.

Somos a mi parecer una sociedad que se ha vuelto individualista, si algo ocurre en otro estado casi damos gracias por no vivir allí antes de pensar en la situación que los demás están pasando. Hemos olvidado que todos pertenecemos a una nación y que a todos nos concierne el asunto de Ayotzinapa, tanto los sucesos como la causas y que no podemos dejarlo pasar como algo cotidiano o dejar de cuestionar lo sucedido porque lo que le hacen a uno nos lo están haciendo a todos, y porque a final de cuentas todos somos Ayotzinapa.

* Jiménez es un estudiante mexicano y su aporte es cortesía de “La Librería Mediática”
Guadalajara, México