Al menos diez muertos es el saldo de choques entre milicias de clanes rivales somalíes en la ciudad meridional de Kismayo, informa este sábado la televisión local.
Partidarios de dos líderes autoproclamados presidentes de la región de Jubaland, cuya principal ciudad es Kismayo, se enfrentan desde las primeras horas de este viernes en calles y plazas de dichas localidades, según testigos citados por ese medio.
Los combates de hoy mataron a tres civiles, el viernes a siete y causaron los dos días numerosos heridos, la gente huye de sus casas, declaró el residente de esa zona Yusuf Sabir Dahir.
Las hostilidades comenzaron cuando Ahmed Madobe, líder del clan Raskamboni, elegido presidente de Jubaland por una asamblea de notables que no reconoce el Gobierno, intentó arrestar a Iftin Hassan Basto, un político local que encabeza a otro grupo étnico.
Los Raskamboni reaccionaron contra Hassan porque este también dice ser presidente de Jubaland y se dirigía a reunirse en un hotel con el ministro somalí de Defensa, Abdi Karim Fiqi, para resolver a su favor esa disputa por el poder, añadió la fuente.
Figi, por su parte, se limitó a exigir el fin de la violencia y a condenar la lucha entre clanes por el control de los beneficios del puerto de Kismayo, hasta septiembre pasado principal bastión abastecedor del grupo islámico Al Shabab.
Los combates, que se iniciaron en el barrio de Alanley, en el sur de esa ciudad, y se extendieron rápidamente hacia el oeste y el centro, provocaron la reacción de fuerzas del gobierno y de la Misión de la Unión Africana para el país (Amisom).
Tropas conjuntas del Ejército y del bloque militar panafricano, cuyo contingente keniano tomó Kismayo a fines de septiembre pasado, fueron desplegadas por puntos estratégicos de la urbe para prevenir nuevos enfrentamientos.
Las acciones por aire, mar y tierra del ejército de Nairobi bajo la égida de Amisom el pasado año dejaron sin su principal fuerza de finanzas y logística a Al Shabab, que desde hace un año cede posiciones y se repliega hacia el sur desde Mogadiscio.
Los ingresos por exportaciones a través de esa ciudad-puerto y la disponibilidad de abastecimientos generados allí causaron aquella primera operación de Amisom y ahora provocan los combates entre etnias que aspiran a concentrar esos recursos.
Al Shabab, que lucha por imponer un estado islámico en Somalia, controla todavía extensos territorios del centro y sur del país, frente a un debilitado gobierno electo por los clanes sin comicios democráticos y que no acaba de consolidar un poder real.