En Tokio, Japón, se lleva a cabo un insólito ritual en el que los sumos hacen llorar a los bebés mientras los padres observan orgullosos los berrinches de sus pequeños.
Se trata de un ritual japonés que cree que da salud a los niños y data desde hace 400 años. Actualmente se realiza en todos los templos del país.
La edad para participar es entre 6 y 18 meses y el ganador se elige depediendo del lugar donde se realice, a veces el que llora primera gana, y en otras ocasiones lo hace el que llore de último.
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