Luis Alberto Somoza: Modernización no significa carrera armamentística|»Contar con elementos modernos de defensa» no representa «una amenaza a las democracias»

Todas las naciones deben contar con instrumentos militares adecuados que les permitan estar en capacidad de poder enfrentar –en las mejores condiciones posibles– cualquier conflicto bélico que ponga en peligro sus intereses vitales, asegura desde Argentina Luis Alberto Somoza, experto en seguridad estratégica, políticas de seguridad y defensa nacional. El criterio de adquisiciones, aduce, “debe estar basado en las disponibilidades económicas que garanticen su mantenimiento y operatividad”.

Esgrime que “de nada sirve comprar sistemas de armas que luego son muy onerosos poder sostener o imposibles de reparar”. Además, estima que “las compras deben estar ajustadas a las verdaderas hipótesis de conflictos” que los ministerios de Defensa hayan considerado, luego de diversos estudios hechos por personal calificado. Consultado por el Correo del Orinoco, el analista disertó sobre los alcances del equipamiento militar y evaluó el panorama en esa materia a escala regional.

–¿En qué medida beneficia o afecta a los países la adquisición de equipos de uso militar?

–Los sistemas de defensa de los Estados, al igual que otras áreas, deben contar con los elementos adecuados, modernos y suficientes para poder satisfacer las necesidades de defender y preservar los intereses vitales, como la soberanía, espacios vitales, fuentes de recursos, sistemas políticos y calidad de vida de sus habitantes. El contar con esos elementos permite a los profesionales de las armas estar equipados e instruidos con las tecnologías modernas que los ponen a la altura de las circunstancias, al momento de tener que actuar frente a una agresión por parte de otro Estado. No se puede equipar una Fuerza Armada en cuestión de horas frente a una situación bélica, lleva tiempo el tenerlo e instruir al personal en su uso. Las constantes modernizaciones son maneras de disuadir a un potencial agresor.

–¿Representa algún riesgo para los sistemas democráticos?

–El contar con elementos modernos de defensa no representa por sí mismo una amenaza a las democracias. El peligro para las democracias no son los medios militares con los que se puede contar; el peligro está en la mente de quienes conducen las instituciones armadas en un determinado momento histórico. Son ellos los que, por decisión propia, utilizan al instrumento para poner en riesgo los sistemas democráticos, más allá de la calidad o modernidad de las armas con las que cuentan. Es un tema de valores, no de medios.

–Algunas personas creen que implícitamente esas compras denotan una actitud guerrerista. ¿Usted cree que sea así?

–No necesariamente. La constante modernización de medios, el reemplazo de lo oboleto y la adecuación de sistemas de armas, es algo que forma parte de la dinámica de una defensa de un Estado. Las compras excesivas, los discursos belicistas, los gestos provocativos, las reivindicaciones territoriales, y demás actos de gobiernos irresponsables son más peligrosos para la paz que la compra o modernización de medios. Las compras que se hagan dentro de planes de modernización, sin secretos y con criterio, no son amenazas ni demuestran intenciones belicistas.

–¿Cómo están equipados los países de la región?

–Excepto Argentina, que tiene el gasto militar más bajo de la región, el resto de las naciones ha mantenido sus respectivas Fuerzas Armadas en una permanente modernización, sin que ello signifique de modo alguno una carrera armamentística. Si bien hay situaciones de reclamos y diferencias entre algunos países, nada hace pensar que la guerra sea el fin buscado. América Latina ha dado muestras de querer resolver sus diferencias de manera pacífica, sin que ello signifique renunciar a tener sus FFAA aptas para enfrentar cualquier contingencia.

–¿Y en el caso específico de Venezuela? ¿Cómo evalúa la situación?

–Observo una compra desmedida de medios militares bajo el discurso belicista de un probable ataque de las grandes potencias, particularmente de los Estados Unidos. Considero que ese ataque tan esperado por el Gobierno venezolano no se dará nunca, y que verdaderamente es algo que se declama para política interna, más que por realidades externas.

Con el problema económico que la prensa internacional refiere respecto a lo que se vive en ese país, podría evaluarse de excesiva la compra de medios militares por parte de esa administración.

–Pero las adquisiciones hechas por Colombia son mayores. En el caso venezolano, ¿tener las mayores reservas petroleras del mundo no justifica la obtención de un buen equipamiento militar para su resguardo?

–Todo proceso de modernización está vinculado con la defensa de los intereses nacionales y creo que Colombia y Venezuela no son ajenas a ese concepto. Colombia tiene más de 50 años de un conflicto interno con las FARC y otros grupos insurgentes, narcos, paras, etc., por lo que se entiende su modernización de los sistemas militares.

Por otro lado, y según información pública, grupos insurgentes y de narcos han extendido sus actividades a otros países, por lo que se entiende que Colombia extreme sus medidas de seguridad. Venezuela está en todo su derecho de hacer lo mismo. Lo que creo es que ambas naciones no tienen voluntad beligerante; es decir, que no han evidenciado resolver cuestiones pendientes a partir de un conflicto bélico. Hay una variable a considerar, según a quién se le compren los sistemas de armas, hace que el país comprador juegue una posible alineación con su vendedor.

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T/ Héctor Escalante
F/ Cortesía Luis Alberto Somoza