El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Miguel Insulza, y el asesor del gobierno de México en materia de seguridad, Óscar Naranjo Trujillo, coincidieron en rechazar el enfoque bélico que le da Estados Unidos al combate del narcotráfico. Las reflexiones se dieron durante el Foro Económico Mundial sobre América Latina 2013, que se realiza en Lima, capital de Perú.
Sin nombrar al país del norte, Insulza y Naranjo Trujillo, señalaron que el problema no puede ser planteado como una guerra, nombre que Washington da a su política en el tema, según reseñó Prensa Latina.
«La droga es un tema de seguridad pública y no un tema militar ni una guerra. No se puede decir ‘vamos a sacar a los ejércitos a las calles’, sino hacer los ajustes que se consideren necesarios en una política que debe tener un componente de interdicción», señaló Insulza.
Sobre el panorama en América Latina, agregó que los objetivos de las fuerzas policiales son distintos a los de los ejércitos, pese a que estos últimos pueden ejercer un rol en la lucha antidrogas, como el control marítimo y la inteligencia.
«Pero no se trata de tener un enfoque de guerra, con soldados y ocupación de ciudades», expresó, al exponer en la mesa «Políticas de Drogas: Desatando el Nudo» del foro mundial, donde planteó un enfoque de seguridad y salud pública.
Insulza añadió que los adictos no son criminales, sino enfermos crónicos que deben ser atendidos, como los alcohólicos, y la seguridad pública debe enfrentar la delincuencia, corrupción y criminalidad que genera el narcotráfico.
En el mismo foro, Óscar Naranjo, planteó proscribir el concepto de «guerra contra las drogas», enarbolada por Estados Unidos, de las políticas antinarcóticos de la región.
«Cuando incorporamos el concepto de «guerra» la única certeza que les damos es la posibilidad de morir y bajo esa lógica responderán asesinando hasta que sean asesinados», quien fue jefe de la policía colombiana entre 2007 y 2012.
Recordó que varios países de la región adoptaron en el pasado reciente el concepto de política de guerra contra el narcotráfico, y para algunos eso significó olvidarse de la integralidad de la política contra las drogas, que supone también esfuerzos de prevención.
Opinó que una política de seguridad y contra el tráfico de drogas será exitosa si persuade a quienes forman parte de las actividades ilícitas, que tienen otras opciones para salir del camino del delito.