Tras reabrir la sede de Petróleos Mexicanos (Pemex), después de la explosión ocurrida la semana pasada, los trabajadores del edificio A fueron desalojados por una falsa alarma.
La alerta se accionó cuando el personal de seguridad detectó un mal olor, que luego se supo procedía de alimentos echados a perder.
En ese lugar trabajan unos mil 200 empleados, quienes ya regresaron a sus puestos.
Las otras instalaciones del centro administrativo de Pemex no fueron afectadas por la falsa alarma.
Este miércoles fueron reanudadas las labores de más de 8 mil 300 trabajadores.
Sólo los edificios B-1 y B-2, los cuales resultaron afectados por el estallido que causó 37 fallecidos y un centenar de heridos, permanecen clausurados.