Un prominente funcionario del gobierno de Rusia ha acusado a Estados Unidos de conducir trabajo encubierto de armas biológicas cerca de las fronteras de Rusia, bajo la apariencia de un laboratorio de vigilancia de enfermedades infecciosas en la ex República soviética de Georgia.
«Según nuestras estimaciones, este laboratorio es una parte importante del programa de armas biológicas EE. UU.», dijo el lunes Gennady Onishchenko, jefe de vigilancia de los derechos del consumidor del gobierno federal, citado por la agencia Interfax.
«El objetivo de este laboratorio es estudiar virus en Rusia y el Cáucaso Sur, y desarrollar agentes biológicos que podrían ser utilizados para desestabilizar la situación económica y política de Rusia», expresó. «Esto se trata de la amenaza de operaciones clandestinas», agregó.
Según el diario Moscow Times, Onishchenko anteriormente culpó al laboratorio de un brote de gripe porcina africana en el ganado ruso. Funcionarios estadounidenses y georgianas han negado las acusaciones.
El Laboratorio Lugar, llamado así por el ex senador republicano Richard Lugar, comenzó sus operaciones en 2011. El Comando de Investigación Médica y Material del Ejército de Estados Unidos ha jugado un papel clave pero el centro es administrado por el gobierno de Georgia. La financiación de EE.UU. ha sido de 150 millones de dólares.
La Embajada de EE.UU. en Tbilisi describe el Centro Lugar de Investigación en Salud Pública como «una instalación de última generación, diseñada para promover la salud pública y animal a través de la detección de enfermedades infecciosas, vigilancia epidemiológica e investigación en beneficio de Georgia, el Cáucaso y la comunidad global».
Pero la crítica de Onishchenko fue aún más directa diciendo que el laboratorio cerca de Tbilisi equivale a una clara violación de las «obligaciones internacionales» de los Estados Unidos en virtud de la CABT -Tratado de 1972, que prohíbe el desarrollo, producción y almacenamiento de armas biológicas y toxínicas.
Onishchenko también advirtió que el acceso de productos georgianos a los mercados rusos se verían afectados directamente por la presencia del laboratorio, que calificó como una «base militar».