Estudiantes, movimientos y organizaciones sociales de todo el mundo se han unido a la petición de aparición con vida de los 43 normalistas mexicanos desaparecidos desde el pasado 26 de septiembre, tras una arremetida policial contra una protesta estudiantil en el municipio Iguala, departamento de Guerrero.
A través de las redes sociales miles de personas han enviado mensajes, fotografías y videos en los que se solidarizan con la causa de los estudiantes de la de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de la población de Ayotzinapa.
En un video subido a la red YouTube, jóvenes asiáticos de China, Vietnam, Singapur, India, Indonesia y Corea del Sur manifiestan: “somos de otro continente pero la tierra es la misma”. El mensaje es acompañado con la etiqueta #TodosSomosAyotzinapa.
En Argentina, cientos de personas se han concentrado frente a la embajada de México en Buenos Aires para pedir información sobre el paradero de los estudiantes.
En Londres, capital de Inglaterra, hubo una manifestación en las adyacencias del río Támesis en solidaridad con los familiares y compañeros de los 43 normalistas.
En Estados Unidos, se han registrado manifestaciones en Houston, Texas, donde cientos de personas se han aproximado al Consulado de México en esa ciudad. Movilizaciones similares se han vivido en Nueva York y Chicago.
Estas acciones se han repetido en La Paz, Bolivia; en Madrid y Barcelona, España; en Montreal, Canadá; Nápoles, Italia; Múnich, Alemania; Austria, Viena; Managua, Nicaragua; entre otras ciudades.
Estas movilizaciones mundiales se suman a las realizadas en los 31 estados y el Distrito Federal de México; donde además los estudiantes han paralizado sus clases en algunos colegios hasta tanto las autoridades den respuesta del paradero de los 43 normalistas.
Masacre y responsabilidad
El 26 de septiembre pasado, la policía de Iguala -presuntamente junto a sicarios del grupo delictivo Guerreros Unidos- arremetió contra un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de la población de Ayotzinapa, que había llegado a la ciudad para recoger fondos económicos para el movimiento estudiantil de la institución.
De acuerdo a reportes policiales, citados por la prensa mexicana, los estudiantes supuestamente pretendieron llevarse tres autobuses de la ciudad, lo que originó la persecución y el ataque de los uniformados.
Los policías, además de atacar a los estudiantes, dispararon contra un autobús donde se movilizaban jugadores del equipo de fútbol de tercera división Los Avispones, que viajaban por la carretera Iguala-Chilpancingo.
Esta acción dejó un saldo de seis muertos, entre ellos un menor de edad, 25 heridos; además de los desaparecidos.
La Procuraduría General de México señaló al exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, y a su esposa, María de los Ángeles, de posibles autores intelectuales de la masacre.
Asimismo se involucra al secretario de seguridad pública de Iguala, Felipe Flores; al subjefe de la policía local, César Nava González; y a El Gil, dirigente del grupo delictivo Guerreros Unidos.
«Lo que acontecido el 26 de septiembre en Iguala constituyó una represión violenta, por parte de las policías de Iguala y Cocula con la intención de disuadir a un grupo de personas a hacer presencia en el evento de celebración que el alcalde y su esposa estaban realizando esa noche en Iguala con motivo del informe”, señaló el procurador, Jesús Murillo Karam.