Por Germán Saltrón Negretti|Obama confirmó su fracaso y su guerra permanente (Opinión)

El presidente Barack Obama pronunció su discurso anual sobre el Estado de la Unión el pasado martes 20 y señaló: “Esta noche, pasamos la página. En este momento, con una economía en crecimiento, déficits menguantes, una industria desbordante y un boom en la producción energética, hemos salido de la recesión con mas libertad para escribir nuestro futuro que cualquier nación en la Tierra. Nos corresponde a nosotros elegir qué queremos ser en los próximos 15 años y en las décadas venideras”.

Pero, a Obama se le olvidó señalar que Estados Unidos es el país con más deuda mundial, tiene un déficit fiscal que suma 16,7 billones de dólares al año 2011, llegó al límite legal impuesto por el Congreso, y mientras lograban convencer al Partido Republicano para autorizar el aumento de la deuda, la Administración Pública estuvo paralizada y sin cobrar sus sueldos alrededor de dos millones de trabajadores.

¿A cuáles países les debe dinero? Principalmente, a su propia Reserva Federal que imprime cantidades ingentes de dólares con los que hacer frente a su enorme deuda. Si fuera el único acreedor, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, no fuera problema, pero ha recurrido a préstamos con Japón y China y, por cierto, China lo desplazó el año pasado como la primera economía del mundo.

La profunda crisis económica que vive el mundo hoy tiene origen en el sector financiero de Estados Unidos, pero que va a impactar toda la economía de EEUU y está expandiéndose y perjudicando a todas las economías desarrolladas y emergentes.

Se trata de un fenómeno que manifiesta un problema de orden estructural, en todo el funcionamiento del sistema capitalista y es resultado del conjunto de políticas públicas que han practicados los gobiernos de EEUU en los últimos años, estableciendo un marco institucional que pone en riesgo, en el corto plazo, el orden económico mundial.

Y no es la primera vez; la más conocida fue el crack de 1929, con la debacle de la Bolsa Wall Street y el comienzo de la “gran depresión” en EEUU que para el año 1932, tuvo el 22% de los trabajadores desempleados.

Después, vino la “crisis económica catastrófica” que se hizo evidente en agosto de 2007, que fue negada por todo el aparato mediático al servicio de las oligarquías capitalistas durante dos años y medio.

Fue imposible ocultarla indefinidamente, convirtiéndose en una “gran depresión globalizada” con unos centenares de millones de trabajadores en paro y miles de millones de personas explotadas y hambreados hasta el límite; fue deformada y falseada por las redes mediáticas del imperio.

La solución recomendada para ese “desajuste de mercado” fue la de “más mercado”.

Nada extraño si leemos la “Nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU”. En ella se predica como dogma absoluto que la única libertad, “madre de todas las demás libertades y derechos, civiles, sociales y políticos”, es la “libertad de comercio”. Tal teoría que apunta a una especie de “diseño inteligente” o de “diseño providente” del mundo por la “mano invisible del mercado” made in USA.

Esta tesis afirma que los misiles y todas las demás armas “puestas a disposición” del Presidente de EEUU acompañan y garantizan la expansión de la libertad. También establece que la economía no flota en el aire, sino que es la contabilidad de todos los logros empresariales; la conquista violenta de países y los mercados; los genocidios instrumentales, como las guerras emprendidas en Irak, Afganistán, Pakistán, Libia y Siria, por poner los ejemplos más recientes.

Son los propósitos de EEUU de la guerra permanente, con la que amenaza y coacciona ahora a Rusia y China y nos ponen al borde una guerra termonuclear, en la que perderíamos la vida todos los habitantes del planeta Tierra.

Como lo expresa la última declaración del ministro Serguei Lavrov, canciller de Rusia, quien señaló: “…el discurso pronunciado por Obama es una muestra de la filosofía dominante de EEUU. El discurso muestra que solo existe la filosofía estadounidense, ‘somos el número uno’ y todos los demás debemos aceptarlo”, dijo Lavrov.

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