El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el Consejo de Seguridad condenaron el ataque terrorista que dejó en la capital afgana, Kabul, unas 340 víctimas, de ellas al menos 80 fatales.
En declaraciones separadas, el Secretario General y el órgano de 15 miembros -presidido este mes por Japón- otorgaron calificativos de despreciable, odioso y cobarde al doble atentado suicida efectuado la víspera contra una manifestación pacífica de la minoría hazara (chiita), crimen reclamado por el Estado Islámico (EI).
Ban y el Consejo transmitieron sus condolencias al Gobierno y al pueblo afgano, y llamaron a la rendición de cuentas ante la justicia de los responsables.
Dos explosiones ocurrieron ayer (sábado) en la plaza Dehmazang, donde cientos de personas protestaban por un proyecto hidroeléctrico que abarca varias ciudades, pero excluye a Bamiyán, ubicada en el centro del país, sede principal de la comunidad hazara.
El Consejo de Seguridad reiteró su preocupación por la violencia que imponen a Afganistán grupos armados como el EI, Al Qaeda y el movimiento Talibán.
Asimismo, insistió en que el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones constituye un acto criminal e injustificable, y abogó por un estricto cumplimiento de sus resoluciones 2199 y 2253, de 2015, dirigidas a prevenir y frenar la financiación a las organizaciones extremistas violentas.