Por Jenny González Muñoz|Palestina: una patria en resistencia (Opinión)

La vida de un niño palestino en Palestina es una mirada enclavada en un muro alto, impenetrable. Es una calle cerrada con rejas. Es un punto de control con guardias armados, amenazadores, que lo ven con desprecio y no lo deja llegar temprano, o llegar, a la escuela. Es una pelota en una playa silenciosa. Una casa derrumbada. Un colchón en el suelo. Una bala en el cuerpo de un amigo, de un hermano. Es la ausencia de juguetes, rayuelas, canciones de animales coloridos. Es la patria.

La vida de un joven palestino en Palestina es una piedra contra el desprecio. Es una carrera huyendo del enemigo perseguidor. Es una escalada para ver qué hay detrás de la larga y alta pared. Es la interrogante. El ¿cómo será la vida en otras partes donde hay paz y libertad? Es la plenitud tronchada, pero a la vez, las ganas de vivir, de ser, de seguir existiendo. Es la patria.

La vida de una mujer palestina en Palestina es la zozobra por el marido detenido injustamente. El puesto de control con los hijos que van a la escuela. El trabajo. Es el silencio tras los rasgos de la impotencia. La humillación. Es el sionista que la toca con malicia. La desnuda. La viola. Pero es la esperanza. El futuro cierto. Es la patria.

La vida de una anciana palestina en Palestina es la llave de una casa que ya no existe. Es el símbolo del retorno. Es la memoria. La fuerza. El grito por volver a ser libres. Es la enseñanza desde la experiencia. La identidad en una bandera, una costumbre una comida, una oración, un cuento, una historia. Es la patria.

Cada palestino es la garantía de que la tierra palestina, la patria palestina, existe y existirá. A pesar del vergonzoso muro del Apartheid que rodea más del 70% de Cisjordania, de los puntos de control y las alambradas que encierran tanto al propio palestino –ser humano– como a sus animales que se ahogan, del agua negada por Israel, de la constante humillación y discriminación que sufren cotidianamente, de la luz y el gas controlados por Israel, de los olivos y tierras robadas, de los genocidios en Gaza, Hebrón, Ramalah.

Los sionistas del Estado de Israel tienen plena conciencia de que mujeres e infantes son la patria palestina. “Palestina solo dejará de existir cuando muera el último palestino”. Es por eso que son blanco del genocidio actual, ya que el éxodo no les ha dado el resultado esperado. Cada palestino es la patria en resistencia y nuestro silencio es cómplice de la barbarie.

@JennyNabarao