El Parlamento portugués aprobó este martes el presupuesto para el ejercicio fiscal 2013 signado por un tercer año de depresión y pronunciadas alzas en los impuestos, capaces de ensombrecer sus finanzas en lo sucesivo.
Entre las previsiones está un alza generalizada del impuesto a la renta, con una tasa del 14,5 por ciento para las utilidades más bajas y 48 por ciento para las más elevadas. Además lleva una asignación por desempleo y enfermedad, reducida respectivamente en cinco y seis por ciento.
De los datos divulgados, se concluye que permitirá un ahorro de cinco mil 300 millones de euros financiado en mas de 80 por ciento por el aumento de los gravámenes, elemento muy criticado y que generó manifestaciones contrarias.
Precisamente, el 14 de noviembre una de esas demostraciones sociales provocó inusuales enfrentamientos con las autoridades.
El gobierno luso reconoció las dificultades a erradicar, señaló el ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar.
Pese a voces contrarias, las autoridades se mostraron proclives a la necesidad de un presupuesto para salir de la crisis.
Con el nuevo régimen financiero, Portugal pretende reducir el déficit monetario al 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). No obstante advierte un declive del uno por ciento de ese PIB.
Los economistas consideran que los ingresos por impuestos se quedaron por debajo este año, ahondados por la peor depresión del país desde los años 70 del pasado siglo, pero aun así el gobierno espera que el incremento tributario del año siguiente permita recaudar para cumplir con los objetivos financieros.
Este presupuesto de 2013 lo consideran los analistas de un rigor sin precedentes, que será aplicado por encima del fuerte descontento social y las críticas especializadas.