Murió el autor de la música que acompaña al emblemático aguinaldo El niño criollo

El pasado sábado 30 de septiembre falleció en Estados Unidos Luis Morales Bance, insigne violinista, compositor y director, miembro fundador de la Orquesta Filarmónica Nacional (OFN), organización en la que además se despeñó como concertino. La noticia del fallecimiento la dio a conocer ayer por medio de un boletín de prensa el Instituto de Artes Escénicas y Musicales (IAEM).

Aun cuando la nota no informa sobre los motivos de su muerte, se sabía que Morales Bance, merecedor del Premio Nacional de Música en su edición de 1975, en virtud de su obra Concierto para violín y del Premio Universidad Simón Bolívar por sus creaciones, padecía de cáncer de piel que estaba tratando en Estados Unidos, donde vive parte de su decendencia entre hijas y nietos.

SU LEGADO

Entre los numerosos aportes al arte popular que nos deja Morales Bance tras su partida destaca la composición de la música que acompaña la letra del conocido aguinaldo El niño criollo (Si la Virgen fuera andina…). La emblemática pieza escrita por Isabel Herrera en octosílabos implicó un gran trabajo de armonía, puesto que tradicionalmente el género se compone de versos hexasílabos.

Muy probablemente la pieza se escuchó por primera vez en Petare, donde el violinista tenía por costumbre realizar parrandas decembrinas junto a la comunidad.

El compositor fue fundador, junto a José Antonio Abreu, Frank Di Polo, Alberto Calzavara, Domingo García, entre muchos otros, de la Orquesta Estudiantil de Cámara de la Universidad Central de Venezuela, institución donde cursó estudios de química.

Luego de presidir durante dos años la Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV), creó la asociación Solistas de Venezuela, con su amigo Olaf Ilzins.

A propósito de la asignación del Premio Nacional de Cultura Mención Música, Morales Bance ofreció al Correo del Orinoco una entrevista de la cual repondremos a continuación un fragmento como homenaje.

ABUELO ORGULLOSO

En aquella ocasión mostró con el pecho henchido su instrumento que guardaba en su respectiva maleta provista de un aparato para medir la humedad, junto a las fotos de sus nietos que mostraba con mucho más orgullo aún que la pieza elaborada por el luthier venezolano Eduardo González. “Cuando voy al extranjero siempre me preguntan que dónde lo compré o cuánto me costó, yo les digo que me lo regaló un amigo y se sorprenden que un amigo mío haga un violín como este”, comentó.

Manifestó sentirse abrumado por la asignación del Premio Nacional de Cultura. “Cuando te digo que estoy abrumado es porque pienso que en el seno de la música en Venezuela hay personas que, a mi juicio, son merecedoras de este premio antes que yo. Es un sentimiento extraño, porque no están premiando por una pieza que, a juicio del jurado, es mejor que el resto de las que participan, ya eso es bastante subjetivo, pero pienso que todavía es más subjetivo evaluar un recorrido. De todas formas, me siento, como te digo, abrumado y agradecido por el reconocimiento”, declaró.

Aun cuando en su casa siempre hubo música, marcó sus inicios en el mundo artístico la fundación de la Orquesta Estudiantil de la Universidad Central de Venezuela. “Diría que ese fue, posiblemente, el primer intento de orquesta, digamos no profesional, en Venezuela”. Recordó que en aquellos años solo existían dos orquestas en el país, la Sinfónica de Maracaibo y la OSV, a la que ingresó por concurso en 1965.

Consideró que la experiencia con la Orquesta Estudiantil y la creación de la OFN y otros movimientos fueron una suerte de protohistoria de todo el movimiento que derivó finalmente en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Inclusive se sientió parte de él y observa con beneplácito el hecho de que José Antonio Abreu le haya dado continuidad a esos ensayos que ellos comenzaron en su juventud.

-¿Qué le parece el proceso actual de enseñanza de la música?

-Hay un gran acento en tocar el instrumento, lo cual ha dado los frutos que se pueden ver. Violinistas como Alexis Cárdenas, pianistas como Gabriela Montero, oboístas como Jaime Martínez, chelistas como William Molina y otros tantos. Antes había una orquesta, hoy hay demasiadas, eso tiene sus cosas buenas y cosas malas, si tú tienes tantas facilidades las cosas se vuelven menos comprometidas, pero eso es un mal menor, eso se compensa con la cantidad de muchachos que están tocando.

-¿Qué apreciación tiene de la OSV de hoy?

-Pienso que todas las orquestas tienen una cuestión a su favor, todas tienen algunos atributos que no tienen las otras. Lo ideal sería que algún día sumáramos todos los aspectos positivos de todas las orquestas y entonces tendríamos la orquesta insignia de Venezuela y te garantizo que sería una mezcla equitativa de todas. Espero verlo, no necesariamente tocar, espero verlo realizado no con la idea de que se acaben las demás orquestas sino que podamos coincidir en un momento dado. La música es coincidencia, si no coincides no hay música. Creo que eso es lo que hay que lograr a todas luces y a toda costa, hablo como una misión de los entes administrativos: lograr que todas las orquestas coincidan.

-¿Por qué concertino y no director?

-También dirijo pero de vez en cuando. El concertino, concert master o maestro de concierto, es el primer violín de la orquesta, es el que debe sustituir al director en caso de que no esté. Muchas veces el director no es muy hábil y la orquesta termina siguiendo al concertino. A veces uno tiene que salir adelante para que el público no decaiga. De más de 40 años de vida orquestal que tengo, no alcanzan a los dedos completos de la mano la cantidad de directores que me han impresionado. El director tiene que ser una persona que te inspire algo adicional a lo que está en la música. Voy a usar la frase que dice con frecuencia mi amigo Olaf Ilzins, con quien fundé Solistas de Venezuela hace 34 años, un grupo que justamente evita el director Él dice que la mayoría de los directores son parásitos, lo dice él, y yo estoy dispuesto a secundarlo.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Archivo CO
Caracas