El expresidente derrocado de Egipto, Mohamed Mursi, logró ponerse en contacto con su familia a través de dos llamadas telefónicas tras dos meses del golpe de Estado en su contra, revelaron fuentes familiares.
Según su familia, Mursi aseguró estar bien y que aguantará hasta su «último aliento», subrayando que está informado de todo lo que ocurre en el país.
Mursi explicó a sus familiares que no sabe dónde está y que no era consciente de si las autoridades egipcias estaban escuchando las conversaciones telefónicas.
Comentó que los fiscales encargados de los procesos judiciales en su contra lo visitaron y llegaron con los ojos vendados para no revelar su paradero. Mursi les reiteró que es el presidente legítimo de Egipto.
La primera llamada telefónica se produjo hace ocho días y fue corta, mientras que la segunda tuvo lugar hace cinco días y duró más, indicaron las fuentes. Ambas comunicaciones se realizaron desde un número privado.
El pasado 1 de septiembre, la Fiscalía acusó a Mursi y a otras 14 personas de presuntamente incitar al asesinato y a actos de violencia por las protestas de diciembre de 2012.
Las autoridades alegan que el Gobierno de Mursi movilizó a simpatizantes de la agrupación política Hermanos Musulmanes para que «atacaran» a los manifestantes antigubernamentales.
Asimismo, el exmandatario está acusado de insultar a la Judicatura y está siendo investigado por «colaborar» con la facción palestina Hamás y con el partido-milicia chií libanés Hezbolá y por su fuga de la prisión de Wadi el Natroun durante las revueltas contra el régimen de Hosni Mubarak, depuesto en 2011.
El pasado 3 de julio, las Fuerzas Armadas de Egipto derrocaron a Mohamed Mursi, apoyándose en las multitudinarias manifestaciones contra el giro islamista de su Gobierno. A partir de esa fecha el paradero del expresidente es desconocido, mientras que el pueblo está sumergido en una profunda crisis política.