Pastor Otálvaro dice que el futuro alimentario del país puede estar en el mar|“Aquí sale todo, desde el pescado más caro hasta el más barato”

Hace un año atrás, Pastor Otálvaro trabajaba como escolta privado, pero “la situación del país” lo llevó a refugiarse en la pesca. Reconoce que en este momento, la actividad genera buenos dividendos, pero admite que no resulta ser un trabajo fácil. Sus manos, llenas de callosidades y cortaduras, así lo evidencian.

A eso hay que sumar los distintos inconvenientes que se puedan presentar, y el principal en casi todos los muelles pesqueros de Vargas, según afirma, es el robo de motores de las lanchas. “Como no se consiguen los repuestos, se están robando mucho los motores, entonces la pesca se convierte como en un azar; hoy salimos a pescar, pero mañana no sabemos si lo podemos hacer”, fustigó.

A pesar de todo esto, Pastor no se detiene. Él está entusiasmado con lo que ha venido haciendo durante un año y se plantea, al menos hasta ahora, seguir trabajando en el mar. Lo más grato que ha podido experimentar en ese tiempo, comenta, se lo ha concedido la captura de una buena “cantidad de peces grandes” y lo más triste, agrega, ha sido ver la mala intención de algunas personas “que le quitan sus herramientas de trabajo a otras personas”.

Encuentra la pesca mucho mejor que antes, sobre todo por los beneficios que se pueden obtener a través de las nuevas tecnologías. Cuando navega, se vale de un sencillo sistema de localización satelital, conocido popularmente como GPS, por sus siglas en inglés, para ubicar las coordenadas exactas a las que desea llegar. “Si hoy estuvimos en un sitio que resultó bueno para pescar, mañana podemos volver, porque el GPS nos da esa precisión”, explicó.

Pese a estar en plena temporada de cataco y caballa, Pastor señala que siempre encuentra variedad. La embarcación que posee, de dos motores, le permite navegar varias millas y obtener una buena captura. Un equipo reporteril del Correo del Orinoco le vio atracar, luego de más de 12 horas, mar adentro, cargado de unas seis o siete rayas, entre grandes y medianas, especie muy buscada por los prestadores de servicios turísticos para la elaboración de distintos platos.

Sin embargo, él asegura que todo lo que se pesca en las playas varguenses, se vende. “Aquí sale todo, desde el pescado más caro hasta el más barato”. Esto le hace pensar que el futuro alimentario de Venezuela puede estar en el mar, sobre todo en momentos cuando escasea la carne y el pollo o cuando los altos precios de estos limitan las ventas.

Califica como positiva la ayuda que da el gobierno a los pescadores mediante distintas herramientas crediticias, pero esgrime que eso se ha ido reduciendo debido a que algunos beneficiarios no cumplen con el pago puntual de las cuotas. “A veces le dan crédito a personas que son irresponsables y estas no pagan, eso hace que reduzcan los créditos”, precisó.

La pesca puede mejorar, argumenta, si recibiera mucho más apoyo: “Por lo menos este muelle aquí en Naiguatá no se ha terminado”. Además de facilitar el trabajo y garantizar la seguridad de quienes ahí se encuentran, piensa que una buena infraestructura atraería, incluso, hasta más turismo, “porque hay gente que se interesa en ver cómo se pesca”.

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ORLANDO MERENTES: “Para quien se sabe administrar la pesca es rentable”

Orlando Merentes, quien habita en la parroquia Naiguatá y lleva casi 20 años dedicado a la pesca, asegura que pese a las dificultades que se puedan presentar, esta es una actividad productiva: “Hay gente que no se administra bien y en lo que hace un poquito de plata va y se la gasta, pero para quien se sabe administrar la pesca es rentable”.

Sostiene que en Vargas siempre hay temporada de pesca, pero durante algunos meses se les se dificulta salir por las condiciones climáticas. “Por lo menos ahorita hay bastante caballa y cataco, y aunque hay meses malos, como febrero, en los que hay mucha brisa y uno no se puede ir tan lejos, siempre se saca algo bueno”, describió.

Lo peor que ha visto en todo este tiempo que lleva trabajando en el mar, reseña, fue lo ocurrido durante la vaguada de 1999 que afectó notablemente al estado costero. “Estuvimos varios meses sin pescar porque no teníamos nada, además el mar estaba revuelto con piedras y palos”, rememoró.

Reconoce que este es un trabajo duro y lleno de riesgos, pero no siente temor alguno en realizarlo. “Siempre vamos tres a pescar, y además ahora hay aparatos que nos permiten comunicarnos con las otras lanchas, si llega a pasar algo, y de inmediato van y lo auxilian a uno”, aseveró.

Merentes considera que es una bendición hacer lo que le gusta y que a la vez eso le permita conseguir el sustento para su familia. Por tal motivo no abandona el oficio que, según reseña, ha avanzado mucho en los últimos años. “Mientras yo pueda voy a seguir echándole pierna aquí, esto es lo que me gusta y con esto me quedo”, sentenció.

Gracias al apoyo del Gobierno y al empeño de los pescadores, por ejemplo, han podido renovar casi toda la flota de lanchas y mejorar las condiciones de trabajo. “Nosotros antes teníamos era unas lanchas pequeñitas de madera, y poco a poco es que hemos ido adquiriendo lanchas mejores de fibra de vidrio”, asintió.

Sin embargo, advierte que la delincuencia en la zona les ha estado generando dificultades, debido a que se ha incrementado el robo de los motores de las lanchas que, además de costosos, no se consiguen con facilidad.

“El gobierno nos ha dado crédito para reponerlos, porque también se dañan con frecuencia por el uso que se les da, dependiendo de si la lancha tiene uno o dos motores, pero uno los compra y después vienen los amigos de lo ajeno y se lo llevan”, denunció.

El productor pide a las autoridades que les ayuden a contrarrestar este flagelo que atenta contra el oficio que desempeña, y aprovecha la ocasión para solicitar que se agilice la construcción de un muelle adyacente al Consejo de Pescadores y centro de acopio Benito Chirinos, así como la colocación de postes de luz en sus alrededores. También exhorta a mejorar la dotación de insumos.

José Avilán apoya el llamado, y señala que aun cuando se creó la figura de Agropesca, todavía sigue habiendo inconvenientes con los insumos, lo cual hace que muchas veces los costos se incrementen. “Nosotros vendemos a precios socialistas, pero cuando vamos a comprar, nos aplican precios capitalistas”, fustigó.

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EVELIO ROJAS: “La mayoría de las lanchas que se ven en Macuto nos las ha dado el Gobierno”

Evelio Mamerto Rojas, pescador asentado en la parroquia Macuto del estado Vargas, dice que en los últimos años la pesca ha mejorado mucho gracias al apoyo que le ha dado el gobierno revolucionario a quienes practican este oficio. “La mayoría de las lanchas que se ven en Macuto nos las ha dado el gobierno”, reiteró.

Con la vaguada de 1999, rememora, muchos pescadores perdieron sus embarcaciones, “pero el gobierno ha ayudado a la mayoría de esa gente y por eso nosotros estamos bastante agradecidos”.

Dedicado a la búsqueda de especies marinas desde hace 47 años en distintas localidades del estado Vargas, comenta que en el pasado los pescados no tuvieron la misma atención que reciben ahora.

“Yo introduje unos papeles para un crédito en la institución que ahora es Insopesca, y a los cuatro años fue que me salió”, recordó. Desde que está la Revolución mandando, acota, ha recibido dos créditos para la adquisición de motores.

T/ Héctor Escalante
F/ Roberto Gil