Artículo de Hindu Anderi| Ahí está el detalle (Opinión)

Las relaciones internacionales y dinámica mundiales fueron modificadas radicalmente luego del 11 de septiembre de 2001, fecha en la que se vino abajo uno de los símbolos más importantes del capitalismo, las Torres Gemelas del World Trade Center.

Esta tragedia cobró la vida más de 2 mil 800 personas, casi el mismo número de muertos en Gaza, Palestina, producto de los bombardeos de Israel entre julio y agosto de este año, tras 53 días de ataques.

Inmediatamente señalaron a grupos islámicos como autores de los “atentados”.

Se generó una animadversión en contra de los musulmanes y  por ende de los árabes, pero -lo más grave- se propagó la islamofobia que facilitaría cualquier intervención en una o más naciones del Medio Oriente.

Todo calzó maravillosamente para Estados Unidos.

Organismos en materia de defensa de EEUU recibieron del Comité de Relaciones Américo-Islámicas más de mil 700 denuncias de crímenes de odio a partir de los sucesos.

George W. Bush, fundamentalista cristiano, arreció el control dentro de su país con base en el terror y centró su política exterior en la persecución de enemigos reales e imaginarios.

El 7 de octubre  de ese año una coalición internacional encabezada por Washington bombardeó Afganistán con la llamada “Operación Libertad Duradera”. El objetivo, buscar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Las víctimas siguientes del plan fueron Irak, Libia y Siria.

Hoy es el Estado Islámico -nada coherente con el origen noble del Islam- que sirvió también como excusa para el proyecto de división de la región en minúsculos Estados religiosos, pero parece que se le fue de las manos, dijera Mario Moreno (Cantinflas): “Ahí está el detalle”.

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Caracas