Se cumplen 184 años del último intento de salvar la república creada por el Libertador|Bolívar renunció a la Presidencia de la Gran Colombia ante el Congreso Admirable

El 20 de enero de 1830 Simón Bolívar renunció de modo definitivo a la Primera Magistratura de la Gran Colombia y entregó el poder al Congreso Admirable reunido en Bogotá. Con esa acción procuraba detener la crisis política que ponía en riesgo la integridad del Estado que surgió de su espada y que expresaba sus grandes concepciones continentalistas.

Bolívar se mantendría por dos meses más, hasta marzo, al frente del Ejecutivo, mientras sesionaba el Congreso Admirable. Este órgano, que tenía carácter constituyente y era presidido por Antonio José de Sucre, fue convocado para decidir la federación o disolución de la gran nación.

SITUACIÓN POLÍTICA

Tras el fracaso de la Convención de Ocaña, reunida en 1828 con el objetivo de modificar al Constitución de Cúcuta que regía a la Gran Colombia, una asamblea de ciudadanos congregada en Bogotá solicitó del Padre de la Patria que asumiera plenos poderes para garantizar la estabilidad política del país. Así se concretó el nombramiento de Bolívar como Dictador, lo que le permitió emitir un decreto para abolir la constitución en un último esfuerzo por asegurar la unión de Venezuela, Nueva Granaada y Quito, que integraban la república por la que tanto había luchado.

SEPARATISMO

Para la fecha en que se instaló el Congreso Admirable, ya las corrientes políticas antibolivarianas, apuntaladas por las oligarquías terratenientes, comerciantes y generales regionalistas, habían escalado muy alto en sus departamentos, aprovechándose de la debilidad y los equívocos de las fuerzas que propugnaban por la conservación de la Gran Colombia.

Así, los distintos partidos separatistas, el santanderiano de Nueva Granada y el paecista en Venezuela, adelantaron con mucho empeño una campaña de opinión según la cual el Libertador aspiraba a coronarse “rey de la Gran Colombia”. Este equívoco se originó en una mala iniciativa de Rafael Urdaneta y otros miembros del Consejo de Gobierno quienes en 1829 oficiaron a la Gran Bretaña y Francia solicitando respaldo para el proyecto de nombrar a un príncipe europeo como rey de la nueva nación. Para ese tiempo Bolívar se hallaba en Ecuador, dando la cara a la invasión militar del Perú.

EL CONGRESO ADMIRABLE

Así, era impostergable la convocatoria de un cuerpo magno que, con carácter constituyente, dispusiese del futuro de la gran nación. Que tanto despertaba interés en las corrientes liberales y progresistas del resto del continente y Europa.

El Congreso Admirable, cuyos representantes habían sido electos el año anterior, se instaló el 20 de enero de 1830, y ante este cuerpo, el Libertador leyó su Mensaje de renuncia.

El Congreso, para solventar el peligro de guerra civil, debía decidir entre tres opciones en el futuro inmediato: una, mantener el estado unitario integrado por Venezuela Nueva Granada y Quito; dos, establecer un régimen federal que diese mayor autonomía a cada departamento; y tres, la disolución plena de la Gran Colombia, promovida por los paecistas en Caracas, y los santanderianos en Bogotá. Y esta última fue la que se impuso por el peso de las circunstancias.

TRASPIÉS DE LOS SUCESORES

Al entregar el mando y partir definitivamente el 19 de marzo de 1830 de Bogotá hacia Cartagena, el Libertador dejó encargado de la presidencia, al general Domingo Caicedo.

El Congreso Admirable, que estuvo sesionando hasta mayo del mismo año, nombraría como presidente constitucional a Joaquín Mosquera, y confirmó en la vicepresidencia a Caicedo.

Es muy posible que Antonio José de Sucre, quien había presidido el Congreso y era el preferido de Bolívar para sucederle, haya rechazado alguna propuesta al respecto, al estimar que sólo por vía de la guerra civil se podría evitar la disolución grancolombiana.

Téngase en cuenta también que poderosos intereses foráneos –entre los que destacaba la labor desestabilizadora de los cónsules estadounidenses en Caracas, Bogotá y Guayaquil–, ponían su parte en la descomposición del cuadro político. Y a ello se aúna el hecho de que Rafael Urdaneta, al frente de una fuerza militar, depone a Caicedo por algunos meses; y que éste, tras reasumir la presidencia en 1831, llama a Francisco de Paula Santander para que se encargue de la Primera Magistratura.

T/ Néstor Rivero
F/ Cortesía

Nuestro Padre de la Patria, el Libertador Simon Bolivar, debe estar muy contento por el legado que nos dejo nuestro Comandante Hugo Chavez Frias, siguiendo sus pasos, donde revivio nuestra Democracia dandole un contenido social pletorico de pueblo y de Justicia Social, mediante la Constitucion de la Republica Bolivariana de vzla, que es nuestro deber defenderla de los codiciosos y apatridas que quieren privatizar (vender) al Capital extranjero en nombre de las inversiones para supuestamente mejorar nuestra economia, estas personas que la gran mayoria son dueños de grandes extensiones de terreno deben ponerse a producir que es lo que este pais necesita para que todos vivamos como hermanos como dice la biblia en el reino de dios. Los que quieren negociar la patria que no es de ellos, debemos de darle una leccion de lealtad, unidad, lucha y victoria en las elecciones Parlamentarias. No volveran los apatridas que quieren hipotecar a vzla.