No se trata de política o deporte alguno, amigo lector. Es el grave problema de producir el cacao en el país, como siempre se ha hecho, al punto de que internacionalmente es reconocido como el mejor del mundo. Razón por la cual, con buenas instalaciones, se ha podido exportar el chocolate para orgullo de la industria nacional .
¿Y qué esta pasando? Poco se conoce o se habla en Barlovento; sin embargo, existe mucha preocupación. ¿ La habrá en los ministerio de Agricultura o en el de Industrias? Precio de venta, fertilizantes, mano de obra, costo de producción, todo es posible, pero poca información. Se sabe que ha habido una paralización en el otorgamiento de autorizaciones de exportación de cacao venezolano, afectando al entorno y, por supuesto, a la industria chocolatera.
En noviembre 2015 se hicieron cambios de distintas autoridades en estos despachos y desde entonces no se ha dado la necesaria permisología de exportación. La cosecha, en nuestro país se inicia en octubre. La del año pasado no se ha iniciado como debe ser. ¿Qué se puede pensar en la generación de divisas con exportación en este 2016? Son muchos los problemas, no cabe la menor duda. Ahora bien, con el fin de que no se pierda mucho tiempo, en estudios y respuestas, esta columna, modesta opinión, se permite algunos de rápida atención gubernamental.
Es difícil determinar dónde colocar las cosechas y el cacao es producto perecedero, susceptible a plagas y enfermedades del campo. Ha bajado el precio internacional y en el mercado nacional se ha desplomado a niveles inferiores a su actual o inmediato futuro costo, todo lo cual repercute en la calidad de vida del productor. No se ha cumplido totalmente con los contratos internacionales, con lo cual se ha perdido parte de la excelente credibilidad existente de muchos años. La industria chocolatera ha estado obligada a sustituir nuestro cacao, por el ecuatoriano, boliviano o peruano. No es la misma calidad, se comenta. Y la urgente reunión reciente del agudo problema del cacao, noviembre pasado finalizó sin conclusión positiva alguna. Señor, bendice nuestra bella Venezuela.