Dedicamos nuestra columna anterior al recuerdo de la Tragedia de Vargas, de la que se cumplen 15 años. Insistíamos entonces en la importancia de la adecuada planificación para evitar que en el futuro se sucedan desastres como el que arrasó la vertiente norte de la Serranía del Ávila en 1999.
Sin embargo, la realidad es terca y no siempre es posible rectificar a tiempo cuando ya el mal está hecho.
Como en todas las ciudades del mundo, amplias áreas urbanas de nuestro país han sido ocupadas sin tener en cuenta la exposición a fenómenos naturales que pueden constituir una amenaza para la población y sus intereses. ¿Qué hacer entonces?
Le hemos preguntado a la urbanista Valérie Pérez LeRay, especialista en gestión de riesgos naturales, cuáles son a su juicio las medidas básicas de actuación que puede poner en práctica la población urbana, para la prevención, protección y mitigación de riesgos. Las que siguen son las claves que considera esenciales:
1. Obtener información y conocimiento de los diferentes lugares que habitamos:
Cuando manejamos información y conocimiento sobre el espacio que ocupamos, conocemos su pasado, su historia, lo que ha ocurrido anteriormente; nuestra capacidad de respuesta ante un evento es diferente. Sabremos qué podremos hacer o qué deberemos evitar para no complicar las situaciones.
2. Identificar los riesgos:
Se trata de identificar los riesgos a los que nos exponemos en los lugares que ocupamos frecuentemente: vivienda, trabajo, centro de estudios y canales que utilizamos en nuestros desplazamientos. Podremos así planificar qué hacer en cada situación específica ante la ocurrencia de un evento.
3. Difundir la información:
Es necesario que difundamos la información con la que contamos, para ayudar a otras personas a mejorar su actuación ante un evento. Esto nos permitirá conocer cuáles son nuestras fortalezas, debilidades o puntos vulnerables, como colectivo; además de trabajar en la prevención como comunidad.
4. Preparación versus instinto:
La preparación es imprescindible para el control del instinto de supervivencia, y estar capacitados para desalojar un espacio o realizar cualquier otra acción necesaria. Las claves son: la preparación, el estudio, la información y el conocimiento.
5. Establecer planes de acción según el tipo de evento:
A partir de la consideración de las claves anteriores, podremos establecer planes de acción atendiendo a los distintos riesgos a los que estemos expuestos.