El sentido común dice que cuando la correlación de fuerzas es adversa hay que replegarse con el fin de acumular fuerza para tomar nuevamente la ofensiva. Nada más erróneo que esta idea, tan acuñada hoy por la socialdemocracia, el reformismo y el pragmatismo.
Precisamente la actitud revolucionaria consiste en ganar fuerza en la pelea, sin temeridad, pero con valentía y audacia. Así lo demostró el propio Bolívar, en más de una oportunidad. Solamente recordemos al Libertador en Pitivilca, enfermo y prácticamente sin recursos, cuando Mosquera, viéndolo en esa situación le pregunta: ¿Y ahora qué vamos a hacer? La respuesta de Bolívar fue categórica: “¡Pues, vencer!”.
Son más que los números y los cálculos fríos los que determinan los factores del triunfo, siendo probablemente los principales la conciencia y la moral de las fuerzas con que se cuenta.
Maniobras audaces cambian la correlación de fuerzas. ¿Hubiera sido posible Las Queseras del Medio sin esa cuota de audacia? ¿Y el Cruce de los Andes? ¿Y la Campaña Admirable?
La correlación de fuerzas es una variable dinámica, que se cambia a favor de los revolucionarios con acciones bien dirigidas, claridad en la estrategia y a través del ejemplo, la constancia y el trabajo. Ahí el arte de la conducción política. De lo que se trata, entonces, es de torcer el rumbo de la historia, de generar acciones concretas que saquen de la modorra las mentes y corazones de los pueblos.
“No estamos en condiciones de tomar la ofensiva, la correlación de fuerzas no nos favorece”, se escucha a menudo. Pero precisamente, si no se toma la ofensiva nunca cambiará la correlación de fuerzas.
La Revolución, es un proceso de permanente ofensiva, de explosión, de avance, de lucha… Nunca se le debe dar un momento al enemigo para que se recomponga, ante un golpe, un contragolpe, así lo enseñaron Simón Bolívar, Hugo Chávez y Fidel Castro.
¿Podemos cambiar hoy la correlación de fuerzas entre el bolivarianismo y la antipatria? La respuesta es un sí categórico, pero sí y solo sí nos ponemos a la ofensiva.