Puerto Rico mirando al sur | Cuba, Puerto Rico y la Celac (Opinión)

El 17 de diciembre de 2014 los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron la intención de restablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Apenas un mes después, el 28 de enero de 2015, el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, cedió su turno en la III Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) al compañero Rubén Berríos, para que se dirigiera en la misma a nombre del patriotismo puertorriqueño. Sin duda estos dos acontecimientos impactan la situación colonial de Puerto Rico (PR).

No existiría la Celac si no hubiera habido Revolución Cubana. El desafío que planteó Cuba a la hegemonía de EEUU en el continente americano y su heroica resistencia, ha sido la semilla que ha hecho florecer revoluciones y gritos de soberanía en Nuestramérica.

¿Cómo incide esto en la lucha por la descolonización de Puerto Rico? Por un lado Cuba, que es el país que tiene no solo el conocimiento más amplio y profundo sobre el problema colonial de PR, sino que también ha tenido el compromiso inclaudicable con nuestra lucha, se convierte ahora en un interlocutor directo con EEUU.

El logro reciente de que se le permitiera dirigirse en la Celac a un representante de la lucha por la independencia es el resultado de esa verticalidad conque Cuba mantuviera en alto nuestra bandera de libertad patria contra todos y ante todos. Nicaragua ha tomado esa bandera y la ha erigido con dignidad en la Celac. Por ello le estaremos por siempre agradecidos.

Creemos que ante la relajación de tensiones entre EEUU y Cuba y la asunción a la Presidencia de la Celac por parte de Ecuador, cuyo presidente Rafael Correa ya se expresó a favor de las gestiones de Nicaragua y Venezuela para que PR sea parte de la Celac, anticipamos que EEUU se va a sentir cada vez más presionado y más desnudo en su política colonial hacia PR.

Después de todo el trabajo internacional de los independentistas puertorriqueños se inspira en lo que Don Pedro dijera: «Nosotros no tenemos armas para echar a pique sus fuerzas navales pero sí tenemos el arma de echar a pique su prestigio en el mundo.

T/ Wilma E. Reverón C.*