La versión de la canción es del escritor Rubén Monaterios|Ediciones Ekaré invita a grandes y pequeños a cantar “Arepita de manteca”

“Arepita de manteca pa’ mamá que da la teta, arepita de cebada pa’ papá que da empanada”. Así comienza la canción popular venezolana que la mayoría de las niñas y los niños ha cantado en su infancia junto a sus madres, padres, abuelas y abuelos. Recientemente Ediciones Ekaré la publicó en un libro que invita a las familias a recordar y reencontrarse con esta pieza musical.

El libro se suma a la colección Pikinini del sello editorial dedicado a bebés y cuenta con ilustraciones de Rosana Faría, quien narra mediante sus imágenes hechas con lápiz y coloreadas digitalmente, la historia de una familia que comparte un domingo soleado, desde que se levantan y preparan las arepitas, van al parque, se encuentran con la abuela y el abuelo y retornan a su casa.

Mientras muestra al Correo del Orinoco los bocetos de las ilustraciones que acompañan a este nuevo libro, Faría destaca que “afortunadamente” en sus 25 años como ilustradora de textos, ha tenido una “conexión afectiva” con cada uno de los libros y es eso lo que la inspira a trazar con su lápiz las imágenes que se unen y complementan las historias.

“Si no tengo esa conexión, la busco, pero afortunadamente, la mayoría de las veces me conecto con la historia y allí comienza la inspiración para comenzar a dibujar y a contar con las imágenes lo que el texto o la canción me transmite”, detalló.

Faría contó que en el caso de “Arepita de manteca”, recordó los momentos de su infancia. “Yo cantaba esa canción todo el tiempo”, confesó la ilustradora quien contó que también comparte esa canción con las niñas y los niños que acuden a la Ludoteca que coordina en la Biblioteca Los Palos Grandes.

“Cuando Ekaré me confirmó que iba a ilustrar este libro me dio mucha alegría porque me conecté con esas historias”, señaló la artista quien preparó estas ilustraciones durante aproximadamente un año y medio.

Faría, quien además celebra sus 25 años de carrera como ilustradora contó que la versión de la canción que está plasmada en el cuento es una escrita por el escritor Rubén Monasterios y musicalizada por su hermana Verónica Faría y que, junto a otra piezas infantiles forma partes del disco Rataplán, del Trío Ninas formado por Verónica, Andreína y Eleonora Faría que se estrenó en 2013.

EN BÚSQUEDA DE LA HISTORIA

En los bocetos que Rosana Faría guarda para mostrar el proceso de creación de las ilustraciones del texto se pueden apreciar las cartulinas en las que comenzaron los primeros trazos de las imágenes que acompañan al texto, las exploraciones con técnicas como acuarela y otras para buscar los colores que finalmente tienen los dibujos. Pero para llegar a esas imágenes, la artista emprendió un proceso de investigación y exploración de las emociones de las familias a partir de esta canción.

“Me pregunté ¿Cuál es la trama que está en esa canción? ¿Cuál es la historia?¿Qué historia voy a contar yo desde las imágenes que complemente esa canción?”, contó la artista.

Faría aseguró que para lograrlo, lo primero que hizo fue convocar en la Ludoteca de Los Palos Grandes a madres, padres y familias, para tomarles fotografías, para tener referencias reales e inspirarse con ellos.

“Empecé haciendo dibujos de mamás haciendo arepitas con sus hijos”, contó la artista, quien aseguró que luego de un viaje a Mérida en el que compartió con unos amigos en el Jardín Botánico, se dio cuenta de que la historia familiar podía estar ambientada en un domingo de picnic y contar la historia de la familia, desde la mañana cuando preparan las arepitas antes de llevarlas al compartir familiar.

Entonces la creadora comenzó a inspirarse en personas que la rodean para representar a las personas del cuento, tal y como lo ha hecho en otros de los textos para los que ha elaborado las imágenes y fue así que se constituyó la familia de Arepita de manteca.

TÉCNICAS Y COLORES

Una vez lista la historia que iba a recrear en este libro, Rosana Faría empezó a explorar la técnica que utilizaría para hacer sus dibujos en los soportes. Como en otras oportunidades, el lápiz fue uno de sus principales aliados.

“Indudablemente el dibujo a lápiz, para mí es como hablar. Yo agarro un lápiz y dibujo, y dibujo y dibujo. Me gusta mucho”, admitió la artista, quien además considera que tiene un gusto especial y logra con facilidad dibujar la figura humana por la conexión que logra establecer con la gente a su alrrededor.

“Dibujar a lápiz personas es algo para mí muy natural”, aseveró Faría, que asegura que a pesar de ello, siempre intenta explorar en lenguajes de la ilustración que no le son cómodos porque cree que es en esa exploración está el crecimiento del artista.

Por ello, la ilustradora intentó algunos bocetos en un material llamado pastel de óleo para sus dibujos. Luego, comenzó a probar con acuarelas, para lograr algunas tonalidades precisas.

“Aunque finalmente no tomé esta técnica, esto me sirvió para definir los colores de las ilustraciones. Creo que la paleta cromática es a la imagen fija o a una ilustración, lo que es la música al cine, porque cuando se trabajan imágenes fijas, hay una posibilidad de decidir la paleta de colores que van a acompañar a las imágenes”, indicó.

Finalmente, Faría decidió innovar en una técnica que no había explorado antes en los cuentos: colorearlos digitalmente: “yo siempre había pensado que un cuento de niños merecía una técnica analógica, una técnica tradicional. La compañía de Ana Carolina Palmero como directora de Arte fue crucial, ella me acompañó mucho en este proceso y me orientó con la técnica digital”.

Detalló que decidió utilizar colores planos y logró que cada personaje tuviera un color particular, para que las pequeñas y los pequeños los identificaran con esos códigos: “los niños pueden identificar a cada personaje, por el color de su vestimenta y su color de piel”.

CON NOSTALGIA

Para la ilustradora Rosana Faría, el trabajo gráfico que imprimió a cada frase de la canción, se unió con los sentimientos que esta canción popular le trae de su infancia, de su experiencia como mamá y de las vivencias que se rememoran con una canción como esta.

“Yo soy mamá, pero mis hijos ya están grandes y yo tengo una profunda nostalgia de esa época: todos los domingos hacíamos planes y esas experiencias son irrepetibles”, acotó.

Faría aseguró que este texto, que ya se encuentra disponible en las librerías “es un homenaje a esa época de la crianza, a la época en la que crié a mis hijos, pero también a las nuevas generaciones de niñas y niños”.

“Se le ofrece al lector una nueva manera de ver la vida”, apuntó.

La ilustradora, quien ha tenido la oportunidad de trabajar en otras publicaciones de Ekaré como Niña bonita, o Un diente se mueve, entre muchos otros, agradeció nuevamente la oportunidad que le dio el sello editorial de plasmar sus creaciones en un texto hecho para pequeñas lectoras y pequeños lectores.

T/ Sharlaine Chona
F/ María Isabel Batista