Nunca tuvo el libro mayor impacto que el disco desde que la canción y sus intérpretes en vivo eran suplantados por el radio y el fonógrafo. Las historietas con imágenes tuvieron gran preferencia en una época más que el libro a pura letra. Incluso la novela de radio tuvo mayor impacto que la escrita. Al final, unidos imagen y sonido, dieron lugar a la fuerza descomunal del cine y la televisión.
Sin embargo, la canción, aun cuando actualmente, mediante el video, también se exprese junto a la imagen, mantiene su independencia, por la simple razón de que usted puede escuchar y ver al mismo tiempo, pero también por separado. Además, escuchar y ver simultáneamente requiere mayor esfuerzo que escuchar únicamente. De allí que por eso la canción hoy posea esas dos posibilidades.
Este sencillo y conocido asunto es vital explicarlo o recordarlo porque pareciese que lo olvidamos. Junto a otros instrumentos de comunicación, la canción tiene un gran poder mediático, por lo cual, la misma en esencia es política. En primer lugar porque es necesaria, no tanto en los términos que la calificó Alí Primera, sino porque nadie vive sin música. Todos los pueblos desde los tiempos más remotos cantan y bailan. Todo el mundo consume música. Quiera o no quiera la consume, por la sencilla razón de que los oídos nunca se cierran.
Por lo tanto, la canción es más poderosa que el libro. Un aprendizaje a través de la lectura implica que se debe aprender una técnica (leer y escribir) y para convertirte en un lector debes convencerte de ello para que te guste. Para escuchar no hace falta eso. El aprendizaje a través de los sentidos entra consciente o no. Es uno de los principios básicos del conductismo que los poderosos del planeta conocen y utilizan muy bien y que a nosotros parece que se nos olvida. Sin denigrar de la importancia de los medios escritos, debemos tomar en cuentas estos aspectos.
Aún no hemos incidido con eficacia en la distribución y difusión de la canción. Se evidencia al observar los gustos mayoritarios que existen en la población. A lo largo y ancho de la geografía nacional se expenden cantidades inmensas de diversa música alienante y en una pequeñísima proporción aquella que pudiera elevar el gusto y la conciencia. Muchos métodos y estrategias se podrían implementar para revertir eso, recurriendo, desde luego, a otros recursos diferentes al disco.