La ética es pan del mortal que se alimenta con harina que amasan las manos y a su vez con harina que se amasa en la conciencia para dar razones al humano existir.
La ética es, a diferencia de la moral, forjada con la costumbre, querella diaria de la mujer y del hombre cada vez que se miden con la tentación del “camino fácil”, dolo, peculado o colusión, para desfalcar al pueblo en la administración de fondos públicos, o manipular montos de modo indirecto y siempre en detrimento de personas inermes o inocentes en medio de las trapacerías de aquellos.
El presidente de la República, Nicolás Maduro, ha dado al respecto en diversas ocasiones ejemplo de corrección, al patrocinar investigaciones en torno a indicios de irregularidades y casos de presunta corrupción, como lo develó el pasado fin de semana, al anunciar la detención de altos funcionarios de la Red de Abastos Bicentenarios y la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL).
Dichas personas, antes de asumir las elevadas responsabilidades en entidades que manejaban productos susceptibles de negociado, bachaqueo y otros ilícitos en máxima escala, nacional, ¿eran inocentes y, luego, al ponerse en contacto con la posibilidad de riqueza súbita y exorbitante, se les quebró su ética, los valores que debieron inculcarles cuando niños en el hogar?
El asunto tiene que ver con el modelo consumista irreflexivo e irresponsable del rentismo, que se impuso en amplias capas del imaginario venezolano, desde las cúpulas del poder mediático privado a la llegada de la radio y la televisión a Venezuela.
Al respecto se sugiere adelantar una jornada intensa y extensa de formación en materia de lucha anticorrupción: ¿Cuáles son los sofisticados modus operandi del delincuente de cuello blanco? ¿Qué nivel de continuidad se garantiza en las denuncias, con el alto grado de rotación de ministros y otros funcionarios de nivel, quienes deberían rendir la secuencia de los procesos iniciados, hasta la tramitación de sanciones?
¿Qué organismo tiene en sus manos la atribución de formar en ética y técnica anticorrupción al menos a los ministros, funcionarios de Cencoex, jefes de guarniciones, REDI, Aduanas y otros, en cuanto al enfrentamiento a la corrupción y debilidad de algunos ante las tentaciones de riqueza fácil? ¿Cómo cabe la Contraloría Social y Popular en esta materia? Algo ha de hacerse al respecto.