La larga historia de los golpes de Estado en nuestra región ha afectado a cada una de nuestras naciones. Han sido dirigidos por militares terriblemente represivos, formados en la doctrina del más primitivo anticomunismo y la vergonzosa subordinación al imperialismo estadounidense impartida en la Escuela de las Américas.
Por lo general, estos golpes de Estado han sido la respuesta del imperialismo al avance de las fuerzas revolucionarias, para imponer los intereses de la oligarquía nacional e internacional.
Una constante en cada uno de los golpes de Estado ha sido la participación de la CIA a través de operaciones encubiertas.
Desde su creación, la CIA se ha dedicado a fomentar conspiraciones, a conmocionar el clima social de las naciones, a preparar las condiciones para intervenciones militares. A la forma clásica, se une ahora el golpe institucional. Estas acciones criminales promovidas desde Washington han registrado un saldo trágico para nuestros pueblos.
En la actualidad se encuentra en marcha en nuestro país una estrategia de golpe de Estado fomentada por el Gobierno de Estados Unidos y ejecutada por la CIA.
La guerra económica apunta a la desestabilización social y política del país, la injerencia imperial cada vez más descarada pretende minar la Revolución, se preparan y aplican eventos de terror, se planifican actos de magnicidio, se ataca con infamias a los líderes de la Revolución. La guerra psicológica juega un papel crucial.
Estos intentos han chocado contra un muro invulnerable. Se impone la mayor movilización popular, el mayor despliegue de agitación y comunicación, la mayor vigilancia por parte de todas nuestras fuerzas para preservar las conquistas de la Revolución Bolivariana.