Yorver Bastida recibió hace casi un año la llave de su hogar de la GMVV|Hugo Chávez “se metió en los hogares de la gente pobre”

Miles de venezolanas y de venezolanos aseguran que diariamente les agradecen “a Dios y al comandante Chávez” el haberles dado la oportunidad de contar con vivienda digna donde vivir junto a sus familias. Uno de ellos es Yorver Bastida de 28 años de edad, quien hasta hace cuatro años habitaba en compañía de su esposa Quiriat en un rancho de cinc construido en el sector El Chorrito de Gramovén, al oeste de Caracas.

“Le estaré eternamente agradecido, primero a Dios y después al presidente Chávez por darle un hogar a mi familia. Antes, cuando me asomaba por la ventana de mi casa, veía el cerro cercano con sus casas de colores, y ahora me río porque puedo ver desde la ventana panorámica de mi cuarto, acostado en mi cama, las torres de Parque Central como si fueran un mural”, comenta Bastida.

Y luego agrega: “El cambio que tuvimos en nuestras vidas fue drástico. Ahora mi hija va a vivir en un apartamento, tendrá su espacio; se criará en otro ambiente, en un lugar más cómodo y mejor. Creo que Chávez les dio donde era. En pleno siglo XXI se ganó a la gente, se metió en los hogares de la gente pobre”.

UNA NOCHE TERRIBLE

La antigua vivienda de Bastida era un rancho de un cuarto, “una salita, su comedor y el baño”. Tras 25 años en el barrio y luego de su matrimonio con Quiriat, en el año 2009, lograron reunir el dinero para comprarle la casa a un vecino y con un esfuerzo extra comenzaron los primeros pasos para su transformación.

Cuenta que el 27 de noviembre de 2010 se encontraba en el instituto donde cursaba estudios de bachillerato por parasistema cuando recibió la llamada de un vecino quien le informó acerca del peligro que corrían su esposa y su casa. Recuerda que tomó un mototaxi y cuando llegó vio cómo parte de un cerro cercano había caído sobre una de las paredes laterales de la casa.

A pesar del deterioro de la vivienda, relata cómo se fijó en su mente la idea de que, por lo menos esa noche, podrían dormir en el que había sido su hogar; sin embargo, las lluvias arreciaron y eso frustró sus intenciones. Hoy, ese intento por mantener una supuestamente normalidad en sus vidas lo recuerda como el último día que habitaron en la vivienda.

“Esa noche fue terrible”, asegura Bastida. “Cuando íbamos subiendo se cayó otro cerro de Tamanaquito y el sector se convirtió en un solo alboroto. El peso de los escombros hizo que la casa se inclinara hacia un lado. Como pude, con la ayuda de unos tíos y mi hermano logramos salvar la mayoría de las cosas que estaban adentro. La sabiduría de Dios es grande y no permitió que invirtiéramos más dinero en la casa. Lo hubiésemos perdido todo”.

LA DECISIÓN

Gracias al trabajo efectivo de las voceras y voceros del Consejo Comunal la Espada de Bolívar, docenas de familias fueron trasladadas de inmediato al refugio ubicado en el Centro Endógeno Fabricio Ojeda el cual era apadrinado por Pdvsa. Luego de resguardar sus pertenecías en casa de una tía, Bastidas y Quiriat se trasladaron al albergue. Era el 28 de noviembre de 2011.

“Yo no quería irme para un refugio. No me hallaba, pero tampoco sabía que hacer. Yo trabajo como seguridad en una institución del Estado y allí había cuidado a personas en esa condición y veía como era la situación, ahora estaba viviendo lo mismo. Al final fue mi esposa la que tomó la decisión”, manifiesta.

Ella decidió por lo desconocido; por la opción que le ofrecía la oportunidad de una vivienda digna. Pero fue el temor a lo conocido lo que influyó con mayor fuerza en la sentencia final porque, tal y como lo expresa ahora, la razón por la que se arriesgó a experimentar la experiencia del refugio se debió a que “no quería vivir arrimada en casa de familiares”.

En el albergue los organizaron por sectores en un edificio que funcionaba como una aldea de la Misión Ribas. Los salones fueron transformados en habitaciones múltiples pero únicamente para las mujeres, las niñas y los niños. Los hombres, en cambio, fueron ubicados en colchonetas en los pasillos del inmueble.

Pero esta situación no duró mucho, explica Bastida, porque a los pocos meses les asignaron literas. Con respecto a la distribución por género, esta permaneció durante un año, periodo tras el cual se construyeron cubículos en los que fueron reagrupadas las familias.

“Yo fui soldado y sé lo que es hacer cola para ir al baño con varias personas”, apunta Bastida; sin embargo, considera que el tener que compartir estos espacios con más de mil personas, todas con las mismas necesidades, significó para él el aspecto más difícil de durante su estadía en el lugar.

En este periodo de sus vidas nació Hilary, el nuevo miembro de la familia que reanimo las esperanzas de sus padres por un hogar. Bastida cuenta que la niña llegó en un momento en el que se encontraban desesperados y llegaron a pensar en aceptar cualquier alternativa de vivienda, sin importar el lugar del país donde estuviese ubicada.

CHOQUE DE SENTIMIENTOS

La noche del 5 de marzo de 2014, Quiriat recibió la llamada telefónica de la coordinadora del refugio: “Prepárense porque mañana les van a entregar su casa”, le dijo. Sin embargo, a pesar de la alegría que generó la información en la pareja, este sentimiento fue opacado por la noticia de la muerte, ese mismo día, de un hermano de Bastida. “Él estaba enfermo en un hospital”, comenta. “Fue un choque de sentimientos; de emoción y a la vez de tristeza”.

Finalmente, el 6 de marzo del año pasado, Quiriat recibió la llave del apartamento. Estaba sola. Recuerda entre lágrimas que lo único que dijo al abrir la puerta de su hogar fue: “Gracias a Dios”.

“En el refugio conocimos a una señora cristiana. Ella nos reanimó con sus consejos y nos mostró la sabiduría del Padre y del Hijo. Poco a poco nos fuimos involucrando con la Palabra y hoy estamos convencidos de que fue Él quien nos permitió tener estas cuatro paredes y quien iluminó a Chávez y a su equipo para que hiciera este trabajo por los pobres”.

T/ Romer Viera
F/ Joel Aranguren

Hermosamente conmovedora la experiencia de Yosbert y Quirial, pero resulta alucinante saber que ese es apenas uno de los más 680.000 casos de familias dignificadas y felices beneficiarías de una vivienda segura y decorosa. La Gran Misión Vivienda Venezuela sería uno de los logros revolucionarios que desaparecerían con un hipotético gobierno burgués.

  • en el caso de mi hija. vive en rancho por la via el trapiche.,y tiene un bb de 7 meses. en tratamiento por problemas renal. y ella tambien tiene litiasis renal. estudiante de bachillerato.el esposo es mecanico sin sueldo fijo. nosotros los papas de maria antonietta leal silva somos los que los ayudamos. ellos ncesitan de vivienda. en barquisimeto urb. ali primera estan negociando los apartamentos que quedaron sin habitar y ellos necsitando. favor hagan las averiguaciones. soy del consejo comunal argimiro bracamontes 2 parroquia el cuji. edo. lara.

  • Más q en los hogares de la gente SE METIÓ FUE EN NUESTROS CORAZONES..y NOSOTROS EN EL de ÉL. Y jamás saldremos de ahí..TE AMAMOS COMANDANTE CHÁVEZ, FUISTE y ERES LO MÁXIMO del SIGLO XX y el XXI.