Usó un ítem del que abusa la pedantería académica: palabras claves. Incluye los vocablos que los opositores emplean para oponerse entre ellos, en una suerte de polarización intestina que los tiene como perros y gatos, no por razones ideológicas, sino de poder y crema.
Va por ahora un botón: Traidores. Chantajeables. Colaboracionistas. Lechuguinos. Entreguistas. Protervo. Mariposillas. Estafadora. Guerreros (del teclado). Mentirosa. Empantuflados. Reculadores. Culillúos. ¡Stop!