Una nota publicada hace unos días en un diario capitalino hacía referencia a la propuesta Ley de Comunicación del Poder Popular, señalando que para ser periodista no se necesitaba estudiar. En primer lugar, creo que alguna manipulación debe haber en el sumario de esa nota. Seguramente, se refiere al hecho de que cualquiera puede ser comunicador, como de hecho sucede en la sociedad. Ahora proliferan periódicos digitales que cualquiera hace.
La comunicación es un hecho humano, que uno de los peores gremios del mundo ha pretendido secuestrarlo. El «periodismo» fue en este país creado por poetas, novelistas, etc. Hoy el pueblo en general es un comunicador.
Alguien comentaba que la llamada ley Resorte “empeoró la televisión venezolana”. Un exabrupto. La comunicación está crisis, no en Venezuela solamente, sino en el mundo, especialmente la TV.
Los contenidos mediocres abundan a granel en todas partes. Creo que la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos no rige a la televisión chilena, argentina, peruana, mayamera, española, italiana, estadounidense, etc, en las que vemos una estética globalizadamente mediocre.
Los que aún lloran por un horroroso canal que, gracias a los cielos, salió del aire, es no reconocer que era uno de los que más programación basura producía en este país.
Quejarse de que Globovisión sea un canal de noticias un poco más serio, que no apele a horas y horas de hacer apología del delito, de alterar el estado de ánimo de la gente, con efectos de música, caras agrias de presentadores de noticias que horas tras horas inoculaban odio contra otros sectores de la población, es propio de gente que no milita con una sociedad menos violenta.
Para hacer crítica al Gobierno no es necesario manipular, apelar a técnicas de disociación, ni cosas por estilo, como tampoco estaría bien que lo hicieran los medios del Estado contra la oposición. Pero ese es un plano de la guerra que vivimos.
Creo que ahora tenemos mejores canales, como Conciencia, 123 TV, entre otros, posibles gracias las nuevas leyes venezolanas, así como la moderación de algunos privados.