Por Armando Carías|Meñique (Opinión)

La metáfora es perfecta: la diminuta, chiquitica industria del cine latinoamericano, vence las limitaciones de su pequeña estatura, se afianza en sus valores y en su voluntad de ser noble, generosa y edificante, para superar adversidades y al final, como en toda buena historia dirigida a la inocencia de la infancia, ofrendar el mensaje de la victoria del bien sobre el mal, de la sabiduría popular por encima de la arrogancia de los poderosos.

Se llama Meñique y es la película que para estos días reta al gran cine comercial que señorea nuestras carteleras, ese gigantón que a punta de cotufas, gaseosas y antivalores, emboba a nuestras niñas y nuestros niños y los pone a desear parecerse a cualquier cosa, menos a lo que realmente somos. Alienación pura, simple y descarada.

Y no podía ser otro que José Martí, el autor de Ismaelillo y La Edad de Oro, con el mismo arrojo y valentía con que se enfrentó al monstruo imperial desde sus entrañas, quien con la espada de su pluma, se atreve a retar la taquilla manejada a su antojo por las distribuidoras cinematográficas, esas empresas que seleccionan las películas que sus hijos y los míos verán en las salas de esos templos del consumo llamados centros comerciales.

Hace varios años llevé a escena con «El Chichón» una de las tantas versiones teatrales que se han hecho de esta deliciosa aventura y le puedo asegurar a usted, mamá o papá que me lee, que su hija o hijo descubrirá, no solo otro cine, otro lenguaje, otro discurso, otra estética; sino -quizás lo más importante-otra forma de ver la vida… ¡otro mundo posible!

armandocarias@gmail.com

La vi y del 1 al 10 le daría un 5.

Valoro el esfuerzo, la producción de Meñique no se pueden comparar con las producciones de Pixar, como tu bien dices, es diminuta la industria del cine latinoamericano, pero hay ciertos puntos que si se pueden mejorar enormemente.

Palabras no muy adecuadas (constantes insultos entre los personajes) se podían haber evitado sin problema. También la típica princesa hiper voluptuosa que tanto criticamos de Disney la vemos aquí, con medidas nada realistas para un humano normal.

No criticaría la parte gráfica (render, iluminación, animaciones, etc) por entender las limitaciones, pero si puedo criticar el guión algo alargado y un poco lento, con escenas sobrantes, le falta un poco de agilidad al montaje final.

Si logra arrancar risas entre los niños presentes, eso me gustó, pero para el resto era una película interminable.

Es un buen primer paso para el cine animado en Cuba, ojala aquí en Venezuela nos atrevamos a dar ese primer paso pronto.