Hace 53 años comenzó el alzamiento en la base naval de Puerto Cabello|Movimiento cívico-militar del Porteñazo conmovió al país con un programa antiimperialista

El 2 de junio de 1962 estalló en Puerto Cabello, bajo la jefatura del Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, la insurrección cívico-militar que ha pasado a la historia bajo el nombre de El Porteñazo. Entre los ojetivos contemplados en su “Programa Mínimo” destacan la asunción de una política internacional d “acorde a la libre determinación de los pueblos”, apertura de “fuentes de trabajo para solucionar el problema del desempleo”, “impulsar la reforma agraria” y la convocatoria a “elecciones en un plazo no menor de seis meses”.

ANTECEDENTES

Con las luchas antidictatoriales de la segunda y tercera décadas del siglo veinte, surgieron los primeros núcleos de oficialidad crítica con aires de modernidad en el seno del ejército venezolano. Así, oficiales como Luis Rafael Pimentel Agostini en 1919 y, especialmente, el capitán Rafael Alvarado Franco quienes encienden las primeras llamas de una corriente democratizadora y de liberación nacional dentro de la institución castrense.

Las luchas antiperezjimenistas de la década de los cincuenta del pasado siglo aceraron el espíritu de rebeldía dentro de la Fuerza Armada, que desembocará en posturas antiimperialistas, como se percibe en declaraciones y escritos de Hugo Trejo, Pedro Medina Silva, Nicolás Hurtado y Victor Hugo Morales, entre otros. De este modo, al percatarse la oficialidad progresista, del giro que tomaba el gobierno de Rómulo Betancourt desde 1959 -a quien tachaban de “entregar las riquezas nacionales a las grandes compañías foráneas”-, y al calor de las inquietudes continentales que despertó la naciente Revolución Cubana, cobró vitalidad el sector crítico de la joven oficialidad.

DEL 23 DE ENERO AL PORTEÑAZO

Un fenómeno escasamente examinado en la historia contemporánea de Venezuela es el de la conexión doctrinaria y de pensamiento político entre los complots antiperezjimenistas que desembocaron en la deposición del dictador el 23 de enero de 1958, y las insurgencias contra el gobierno de Rómulo Betancourt de perfil antiimperialista, especialmente el Carupanazo y el Porteñazo. Al respecto, uno de los protagonistas del Porteñazo, Victor Hugo Morales, al enjuiciar las corrientes del ejército que conspiraban en los años sesenta contra Rómulo Betancourt, escribe ”Entre los participantes de las primeras rebeliones hay algunos de tendencias conservadoras, pero también muchos de acendrado fervor nacionalista, que alentaban la idea de una revolución” [‘Del Porteñazo al Perú’, Caracas, 1971]. Y esta tendencia progresista dentro de los hombres de uniforme, y que en la calle algunos calificaban de “nasseristas” -en alusión al líder egipcio, Gamal Abdel Nasser-, era estimulada por la dirigencia de los partidos de izquierda, especialmente PCV y MIR, procurando captar adeptos para la causa revolucionaria. Al respecto Simón Sáez Mérida dirá “Nosotros teníamos un trabajo en las Fuerzas Armadas que produjo Carúpano y Puerto Cabello, y…estuvo a punto de producirse un levantamiento militar que iba a implicar las unidades más importantes de Caracas y Maracay, y que no se dio. porque…por una imprudencia del equipo militar…se supo la cuestión; se la comunicaron -al ministro- Ramón Florencio Gómez” (Agustín Blanco Muñoz, La izquierda revolucionaria insurgente, UCV, Caracas 1981).

ACCIÓN DEBELADA

El movimiento había sido orquestado para que insurgieran de modo simultáneo las guarmiciones de Puerto Cabello, Maracay, Guárico, el motoblindados de Caracas y el destacamento 99 de la Guaira. Factor clave de la acción era el rugido de los aviones que en palo negro debían despegar y anunciar al país la insurrección. Sin embargo, como recuerdan el sargento Francisco Duarte y el civil Eudaldo Germán, enlaces entre los comandos de Maracay y la Base Naval de Puerto Cabello, “ese 2 de junio, 30 aviones de la Base Aérea de Palo Negro, que debían despegar hacia varios puntos del territorio nacional, amanecieron sin el magneto que activa los motores. Una delación puso en autos al Presidente Betancourt y éste, con su Ministro de Defensa, actuaron contra con prontitud, impidiendo la salida de los aviones. Y sin embargo, el Porteñazo se constituyó en inspiración, como lo afirmaría en varias ocasiones el Comandante Hugo Chávez, para inquietudes patrióticas dentro de la Fuerza Armada Nacional que alentarían las corrientes bolivarianas del 4 de Febrero de 1992.

T/ Néstor Rivero
F/ Cortesía