Algunas esperanzas se suscitan en cuanto a la posibilidad de lograr entendimientos entre dos visiones, que deben escucharse para abrir caminos y superar las dificultades que afectan a todo el pueblo. Los acompañantes internacionales han mostrado toda su disposición de apoyar. Los voceros del Gobierno Bolivariano ratifican que asistirán. Mientras tanto, la oposición venezolana no logra resolver la presión de sus seguidores y no logra contener una agenda violenta en desarrollo.
La derecha venezolana presenta una cara ante el mundo, con aparente disposición de conversar con el Gobierno, mientras que los integrantes de la autodenominada Mesa de la Unidad adelantan llamados a la desestabilización.
Los acompañantes internacionales anunciaron su disposición de estar presentes: los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Manuel Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana), han expresado su apoyo solidario, junto a Ernesto Samper, secretario general de Unasur, y Claudio María Celli, enviado especial del Vaticano. Y desde la Santa Sede, el papa Francisco ha enviado un claro mensaje de apoyo al diálogo entre Gobierno y oposición, el cual, por cierto, ha sido desestimado por la cúpula episcopal venezolana, que sigue actuando como factor beligerante acuñado en la Mesa de la Unidad.
Hasta ahora, los voceros de la derecha no han confirmado su asistencia a la cita. Por el contrario, Jesús Torrealba, secretario de la MUD, ha dicho que no se sentarán en la mesa porque el Gobierno no ha cumplido con las peticiones. Es decir, no consideran como avance que algunos políticos presos hayan sido liberados durante el mes de diciembre.
Así mismo puede apreciarse una continuidad en la agenda desestabilizadora que se desató con fiereza con el propósito de arruinar las Navidades al pueblo venezolano, con las nuevas arremetidas en el año emergente: la Asamblea Nacional persiste en su política de desacato a la institucionalidad democrática y al Tribunal Supremo de Justicia, solicita remoción del Presidente alegando abandono del cargo y los sectores extremistas, articulados con intereses foráneos, insisten en implementar nuevas acciones de violencia, que han sido contenidas y denunciadas por el Comando Antigolpe.