Por Pablo Fernández B|Policía inteligente, policía que se cuida (Opinión)

La profesión policial implica asumir una labor de alto riesgo permanente, en la medida que su tarea principal se orienta a proteger la vida e integridad de las personas ante todo aquello que implique vulnerabilidad o riesgo para ellas. Por ello, ser policía es asumir una vocación de servicio como pocas y es un compromiso que la sociedad, lamentablemente, a veces poco reconoce.

Esas situaciones de riesgo propias a la labor policial exigen que la formación de la funcionaria o el funcionario sea muy afinada en los temas relacionados con el cuido personal para no ser víctimas de hechos que pongan en riesgo su vida y su integridad. Uno de los elementos que se enseña a las y los policías es a mantener una actitud de alerta mental, que le permita percibir lo que ocurre en su entorno, identificar posibles riesgos, decidir las estrategias más adecuadas para actuar y ejecutarlas de la mejor manera posible.

Ahora bien, existen también prácticas policiales que no favorecen esa cultura del cuido personal. Por ello, la orientación constante y la supervisión del servicio deben estar prestas a identificar esos distractores, indicar los correctivos y cuando sea necesario incluso aplicar las sanciones correspondientes, pues ese descuido del individuo policial también puede redundar en daños a la población a la que se debe proteger.

A manera de ejemplo, comento algunas de esas situaciones que se deben atender desde la cultura del cuido policial:

1. Un aspecto que debe ser considerado para la protección del personal policial es el no uso de uniforme antes y luego de culminada la jornada de trabajo. Para ello es importante instalar en las sedes policiales casilleros para guardar las pertenencias de las y los funcionarios policiales.

2. Se debe evitar el uso de la telefonía celular en servicio por ser un elemento distractor del servicio policial y que contribuye a la vulnerabilidad policial es la práctica del uso indebido de la telefonía celular.

3. Desarrollar entrenamiento de manejo básico y defensivo, de automóviles y motos, en todos los cuerpos policiales. Todo conductor policial debe estar debidamente entrenado para actuar en situaciones complejas.

4. Equipar al personal policial con chalecos antibalas: el uso de los mismos debe ser obligatorio dentro del horario de prestación del servicio policial y recomendado fuera de él, tomando en consideración que la mayoría de las víctimas policiales de homicidios ocurren franco de servicio.

pabloefb@yahoo.com