El periodismo deportivo en Venezuela|Del primer anuncio en el Correo del Orinoco al decomiso de la revista Cancha

Suele ocurrir que se transitan caminos por la vida sin llegar a conocerse dónde realmente comienzan, conformándonos muchas veces, tal vez de manera egoísta, con no ir mucho más atrás del tramo en el que nos iniciamos, sin detenernos a escudriñar en orígenes, puntos de partida y pioneros.

Como ya es conocido, el Día del Periodista, luego de una propuesta de Guillermo García Ponce a mediados de los años 60’s, se celebra el 27 de junio, fecha en la cual el Libertador Simón Bolívar lanzara a los vientos de una Venezuela en procura de nuestra independencia, la primera edición del Correo del Orinoco.

Sin embargo, en un área de tanta importancia como la del periodismo deportivo, que con el transcurso de los años, décadas, ha urgido mayor especialización, pocos –proporcionalmente- conocen quiénes, cuándo y dónde dieron los primeros pasos.

EL CABALLO PÁEZ Y AQUEL SIGLO IXX

El historiador Javier González, relata que la primera referencia a un evento deportivo en un periódico en el país, data precisa y curiosamente del Correo del Orinoco:

-Fue en 1820, el anuncio de una carrera de caballos en la cual competía un caballo del general José Antonio Páez –refiere.

Es de imaginarse que dado el fragor de la guerra de independencia, no hubo quien se ocupara de reflejar –reseñar, diríamos ahora- el resultado de aquella carrera.

En 1890, se creó la que fue la primera publicación de información deportiva en Venezuela, El Tablero, que como su nombre puede hacerlo suponer estaba especializado en ajedrez. Su creador fue Gilberto Gentile.

…Y LLEGÓ AVJ

Ya en los albores del Siglo XX, Javier González da cuenta de quien es considerado el primer periodista deportivo de Venezuela: Emérito Argudín, en 1902, un especialista en beisbol.

No obstante, tal vez la figura más reluciente entre los pioneros del periodismo deportivo en nuestro país fue Juan Antonio Valarino, quien firmaba sus notas como AVJ.

AVJ, publicó por primera vez en 1916 en El Umpire y 32 años después se convirtió en el primer periodista criollo en darle cobertura a unos Juegos Olímpicos, los de Londres-1948, en los cuales, tras una verdadera odisea, el ciclista trujillano Julio César León se convirtió en atleta pionero entre los venezolanos en competir en el máximo evento deportivo del planeta.

El hombre que firmaba con sus tres iniciales, publicó en La Esfera un informe por entregas sobre aquellos juegos.

En el interín, entre aquel 1916 y el ’48, aparecieron rn Barquisimeto The Strong, dedicado al beisbol; Vargas Sport, La Victoria Sport, en la población aragüeña del mismo nombre. Por esos tiempos, otro protagonista de la historia venezolana en distintas áreas, Leoncio Martínez, expresaba su arte e ingenio también en las caricaturas deportivas y en mayo de 1936, en el periódico Acción Nacional apareció la firma del multiatleta Herman “Chiquitín” Etedgui, quien competía en las canchas y luego se iba a la redacción a escribir.

En las series mundiales de beisbol aficionado del ’44 y ’45 efectuadas en Caracas y ganadas por nuestra selección -ya había retumbado, menos de un lustro antes, el trueno todavía inagotable de los Héroes del ´41 en La Habana-, “Chiquitín” no sólo había sido el anotador de ambos torneos, sino quien reseñaba los partidos para El Universal.

DECOMISO DE CANCHA

Transcurridas décadas de amaneceres, de soles naciendo y ocultándose para volver a nacer, de andares e historias con todos sus matices y pesos sobre el devenir de la humanidad, de letras viendo luz al amparo de los teclados insomnes, los 70’s nos dejaron un hecho inédito y afortunadamente jamás repetido: el decomiso, por órdenes gubernamentales, de una revista deportiva.

Era agosto de 1972. Apenas un año antes, Venezuela se había montado en una nebulosa boxística, viendo a cuatro de sus hijos coronarse campeones mundiales en el pugilismo rentado: el barloventeño Vicente Paúl Rondón, en semicompleto; los cumaneses Alfredo Marcano y Antonio Gómez en ligero y pluma y el zuliano Betulio González, en mosca.

Empero, en ese ’72 el sueño se tornaba en pesadilla: uno a uno iban cayendo los monarcas. El 19 de agosto le llegó el turno en Maracay a quien parecía el más sólido de todos, Antonio Gómez, considerado en su momento el mejor de su división, libra por libra.

Gómez, pagó rápidamente las consecuencias de su escaso apego al gimnasio y sus aficiones por la vida disipada, de tal manera que en precarias condiciones subió al ring aragüeño para ser masacrado por el panameño Ernesto “Ñato” Marcel.

Una semana después, la revista Cancha provocó escozores en algunas pieles gubernamentales:

-Entre Carlos Ortega y yo escribimos un trabajo para páginas centrales a cuatro manos sobre la pelea. Él se encargó de escribir sobre el ambiente reinante en la instalación y yo hice la reseña del combate. Luego, entre ambos nos sentamos a discutir y quedó así:

T/Jimmy López Morillo
F/Archivo CO